Diario de León

LUCHA LEONESA Y ALGO MÁS

Romancero luchístico (y III)

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MARRO
León

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REMATAMOS hoy la serie de Romances que venimos publicando, correspondientes a los protagonistas -felizmente- vivos. La semana pasada habíamos reproducido la introducción que hacía también La Braña al Romance de «Benitín de Las Salas», cuyo texto romanceado es el que sigue. «Un lugar de la montaña/ a la sombra de un Santuario/ estaba de romería/ a finales de verano./ En medio de la pradera/ luchan dos mozos gallardos;/ tendrán poco más o menos/ quince o dieciséis años./ Máximo es grande y fornido/ musculoso y bien plantado;/ Benitín es más pequeño/ ágil, fibroso y delgado;/ es del pueblo de Las Salas/ muy valiente y estimado. / Están ambos en camisa/ y tienen los pies descalzos,/ hasta casi la rodilla/ el pantalón remangado,/ las manos bien agarradas/ en el cinto del contrario/. Pasados varios minutos,/ el combate va igualado/ cuando se traba una maña/ ya el otro la ha falseado/. Benitín, en un arranque/ con la rapidez del rayo/ sorprendiendo a su enemigo,/ la mediana le ha trabajo/. Durante pocos segundos/ los cuerpos forcejearon/ y con esfuerzos supremos/ se empinaban a lo alto/. Benito impulsa la pierna/, con los puños apretando/ y sacando todo el genio/ al rival ha desplomado/. Máximo pide revancha,/ Benitín se la ha aceptado;/ en cuanto forman el puente/ el ataque ha comenzado./ El grandón se esfuerza mucho/ apretando y aflojando,/ no le sale ni una maña/ y ya está desesperado./ Agachando la cabeza/ resopla como un caballo; / rabioso y enfurecido/ se abalanza sin pensarlo./ Benitín, que estaba atento/ esquiva y le deja paso;/ aquel mozo corpulento/ quedó tendido a lo largo./ Gritos pegan las mujeres,/ los hombres daban aplausos;/ el chico es cogido en hombros/ dando dos vueltas al prado,/ de dulces y caramelos/ los bolsillos le han llenado./ Benitín sale triunfante/ y es de todos aclamado/ «Este muchacho promete»,/ piensan los aficionados;/ los mozos de la Montaña/ ya tienen su abanderado». «Los molineros de Carbajosa» (Emiliano, Elías, Cástor, Patricio y Luis Álvarez). Jota. En este Romance, que ha tomado la forma musical de una jota, hemos tratado de plasmar una estampa de un tipismo especial. En primer lugar, el escenario en que se desarrollan los hemos es el Molino de Carbajosa de la Sobarriba, lugar propicio para la reunión de vecinos, el cotilleo, el cántico, el baile y otras actividades para entretener mientras se molía el grano. Los molineros constituyen un elemento folklórico de primer orden y aparecen frecuentemente en la Canción Tradicional Leonesa. En segundo lugar, no es un molino cualquiera, sino el hogar de los legendarios luchadores conocidos como los «Molineros de Carbajosa». El padre, Patricio, junto a sus cinco hijos luchadores (Emiliano, Elías, Cástor, Patricio y Luis), constituyen una familia bien unida y apasionada del noble deporte de la lucha. Se dice que hasta alguna de las hermanas practicaban también con pericia los Bolos y la Lucha Leonesa. Durante siete años seguidos fueron considerados invencibles, pues cuando uno de ellos caía en el corro, ya estaba otro hermano descalzándose para vengar la honra familiar, llenando el molino paterno de roscas, pollos y otros premios a su valor. Quizá por ello, no son tan famosos a título individual como colectivo, pero entre todos ellos tenían la fuerza colosal, el gran talento, la técnica impecable y ante todo, la afición que les caracterizaba. Más de un forastero que incautamente llegaba al molino con ganas de medir sus fuerzas, acabó midiendo el suelo con las costillas nada más ponerse el cinto. En todo ello está inspirado su Romance... «Si llegar a Carbajosa,/ no te marches de este pueblo/ sin pasar por el molino/ a ver a los molineros/. Son mocetones fornidos,/ valerosos y despiertos./ Cuando se agarran al cinto/ luchan queda gloria verlos./ Hasta el molino ha llegado/ un forzudo carretero;/ con una carga de trigo/ que lo trae para molerlo./ -»Muéleme el trigo, Patricio,/ mientras que yo me entretengo/ peleando con tus hijos,/ quiero ver si son tan buenos»./ -»Diez hijos me ha dado Dios,/ cinco luchadores tengo;/ tres son grandes y pesados,/ dos son finos y ligeros./ El mayor es Emiliano,/ tiene más fuerza que ciento;/ el que le sigue es Elías,/ estilista de gran genio./ Cástor es extraordinario,/ tiene potencia y talento;/ es Patricio un campeón,/ Luis también es un portento./ Cuando acuden a los corros/ no hay quien acaba con ellos,/ que si a un hermano lo tiran/ otro sale a defenderlo»/. Como no estaba el mayor/ salió al prado el más pequeño,/ y al primer retortijón/ cayó el forastero al suelo./ Después de dos cadriladas/ y tres o cuatro voleos,/ el carretero ha quedado/ en estado lastimero./ -»El grano ya está molido,/ el carro va bien repleto;/ si tienes mas que moler/ mañana vuelves con tiempo»/. -»Con esto tengo bastante/ ya me voy muy satisfecho,/ que el más joven de tus hijos/ me ha molido todo el cuerpo». Estribillos: I: Los molineros en el molino/ con alegría muelen el trigo./ Muelen el trigo con alegría / diciendo ¡viva la Sobarriba!. II: Los molineros en el molino/ con alegría muelen el trigo./ Muelen el trigo, también centeno/ con alegría los molineros/. Coda: Los molineros en el molino/ con alegría muelen el trigo./ Muelen el trigo, también centeno,/ con alegría los molineros/ muelen el trigo, también centeno,/ y las costillas del forastero».

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