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El relevo está asegurado

La ilusionante irrupción de Pablo Martín en la hierba

El reciente triunfo en Portugal de este malagueño de 19 años ha supuesto un soplo de aire fresco para el golf y el deporte español, uno de esos hitos que quedarán grabados en los libros de historia

Publicado por
José Antonio Pascual - madrid
León

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Este joven malagueño, que el próximo día 20 cumplirá precisamente veinte años y que estudia empresariales en la Universidad de Oklahoma State, consiguió lo que nadie había hecho hasta ahora desde la creación del circuito europeo profesional de golf, ganar un torneo siendo aún aficionado. Lo hizo en su quinta comparecencia en el circuito y poco menos de tres años después de haber rozado la sorpresa en el Canarias Abierto de España. Entonces, con 17, llegó a la última vuelta en cabeza, pero no pudo mantener la presión y acabó vigésimo segundo. Desde entonces, ha evolucionado como persona y como jugador, como ha venido demostrando con el equipo de su Universidad, con la que ha conseguido ser el mejor del circuito universitario. De hecho en 2006 recibió el premio Jack Nicklaus, de gran valor en el mundo de las promesas. Antes había ganado el campeonato de España cadete, el 'Brittish Boys' y además la prestigiosa Junior Orange Bowl, toda una premonición para un andaluz que incluso hace poco más de un mes había sido capaz de superar el corte en el Clásico Riviera Maya del circuito americano. Pero todo se disparó en el campo Quinta da Marinha Oitavos Golfe, donde hizo lo que nadie había logrado en Europa merced a dos jornadas finales espectaculares, sobre todo la penúltima, en la que firmó una tarjeta con 66 golpes. Y en la última, rodeado por los familiares y amigos que se habían trasladado a Cascais, consiguió esta vez sí mantenerse firme y hacer historia. Nadie lo había conseguido a este lado del Atlántico desde la creación del circuito europeo. Con anterioridad, en 1962, el irlandés David Sheehan lo consiguió en el torneo Royan Dublín. En el circuito estadounidense no se lograba desde que todo un grande como Phil Mickelson hizo lo propio en el Abierto de Tucson de 1991. Otro de los precedentes en los Estados Unidos tiene una especial relación con Martín Benavides, porque fue Scott Verplank, quien también se formó en su Universidad de Oklahoma State y venció como aficionado en el año 1985 en el Abierto Western.

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