Diario de León

El Madrid aburre, pero a sólo dos puntos del Barça

Los goles de Raúl y Robinho ante el Osasuna aprietan la liga al fallar los de la cabeza El Sevilla dominó, pero se estrelló ante el Racing

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D. Roldán - madridefe | valencia
León

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El Real Madrid, con sus problemas y mal juego, se colocó a dos puntos del Barcelona tras vencer a Osasuna, muy mermado por las bajas y el cansancio en la competición europea. El conjunto blanco empezó diferente, con un atisbo de cierta mejoría. Fue un momento fulgurante, que se produjo en los primeros compases del partido, que al Santiago Bernabéu le gustó. Vio que su equipo sabía jugar al fútbol, que no maltrataba el balón a base de pelotazos de un lado a otro. Fue curioso. Los hombres de Fabio Capello circulaban el balón con velocidad y sentido en el encuentro en que ninguno de los organizadores -Gago y Guti- estaban en el césped. Diarra y Emerson eran espectadores de lujo, aunque el malí le dejaba al brasileño que se incorporara sin problemas al ataque. La afición blanca, enfrentada con el centrocampista, estuvo compasiva con él y aplaudió (con timidez, eso sí) alguna de sus acciones. Fueron más de veinte minutos de intensidad, juego y rapidez. Osasuna se apuntó al festival futbolístico de alto ritmo y empezó a hilvanar jugadas. Los rojillos tienen muy bien aprendidos los conceptos del dúo Ziganda-Goikoetxea. Cada jugador sabe a la perfección lo que tiene que hacer y da lo mismo que en el once titular haya seis ó siete cambios. Los navarros contestaron a los blancos con su fútbol de primer toque y desparpajo. David López tuvo el gol con una gran volea, pero se encontró con Iker Casillas. Ocasiones Salvo este contratiempo, el Madrid estaba en un momento dulce y buscaba el gol. Van Nistelrooy lo intentó con una falta; pero también se topó con Ricardo, su ex compañero en el Manchester United. El Madrid había avisado, pero la hinchada blanca no se podía imaginar que su más odiado futbolista y el más querido fabricaran un gol. Emerson pasó a Raúl, que culebreó para anotar su cuarto gol liguero. Desde el partido en Mestalla hace casi una vuelta, el capitán madridista no anotó. El gol, que situaba al Real Madrid a dos puntos del Barcelona, no sirvió para que los pupilos de Capello se desmelenaran. Todo lo contrario. Sacaron su venas más italiana y esperaron a los navarros. Diarra y Emerson cambiaron el chip y se olvidaron de la portería contraria. Su única misión era la destrucción del fútbol contrario y evitar, junto a los cuatro de atrás, que los osasunistas se acercaran a la portería de san Casillas. El Madrid se convirtió en el de toda la temporada, en ese equipo ramplón y aburrido que espera a que el contrario pierda la pelota para matarlo al contraataque. Según el guión previsto Ese era el guión previsto y se cumplió. Los navarros no volvieron a tirar entre los tres palos, aunque achucharon con balones colgados y córneres; y el Madrid acabó con Osasuna en un contragolpe de libro. Robinho, participativo en la primera parte e intermitente en la segunda, llevó un contraataque escoltado por Higuaín (sin acierto en el duelo) y Raúl (luchador, como siempre) que acabó en gol gracias a la colaboración de Ricardo. Era la reconciliación de otro brasileño con el exigente público del Bernabéu.

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