El único buen recuerdo que queda de Elche es el de una gran afición

Si una cosa buena se puede destacar del fin de semana en Elche ésa fue la afición. Aunque como en todos los sitios cuecen habas, también hubo algún que otro incidente entre los hinchas blanquiazules, pero no hay que generalizar. Si bien, un aficionado fue desalojado del estadio por romper una puerta y hubo más de un problema en uno de los autobuses por el incumplimiento de las normas. Pero dejando al margen eso, Elche se vistió de ilusión blanquiazul. La procesión de la Resurrección se mezcló con la de esos auténticos aficionados deportivistas que daban color y calor a las calles de la ciudad de las palmeras y que coreaban gritos de ánimo hacia su equipo y el propio himno, sobre todo cuando despidieron al autobús con la plantilla, que iba rumbo al estadio. La ilusión se convirtió en decepción a las ocho de la tarde. La vuelta se hizo dura y se convirtió en un debate entre los que atacaban a la plantilla y los que la defendían. Los aficionados llegaron a Ponferrada a las 07.20 horas y muchos de ellos fueron directamente a sus trabajos o a clase. Alguno lo resumía claramente al pasar junto al cartel del desvío hacia Alcoy en el viaje de vuelta con la famosa frase de «tenemos más moral que el Alcoyano»; y no le faltaba razón.