El pleno

TRES VICTORIAS se dieron en la jornada que dejaron satisfechos a los aficionados locales. Del baloncesto al fútbol, tres resultados como para dejar totalmente complacidos, satisfechos a todos, incluso a los más puntillosos que siempre tratan de atisbar una leve sombra donde la luz es totalmente clara. Apoteosis de Ademar, tal vez en el mejor partido de la temporada, y han sido muchos los bien jugados y mejor ganados. El Valladolid fue un auténtico juguete -un juguete roto- frente al vendaval del juego increíblemente práctico, también espectacular, de los jugadores ademaristas. Siete goles de diferencia, ante el rival por antonomasia, cuando las soluciones a los partidos jugados entre ambos equipos siempre, o casi siempre, fueron signadas por la igualdad. Actuación magistral en defensa y sobresaliente en ataque, con matrícula de honor para Jacobsen y Óscar Perales, con siete aciertos de ocho lanzamientos el primero y seis aciertos de siete lanzamientos el segundo. Una estadística muy difícil de superar. Por otra parte, los aciertos en la portería, por parte de Saric, también merecen nota de sobresaliente que puede hacerse extensiva al conjunto. Ojalá en Hamburgo se repita una actuación paralela, porque entonces la Recopa tendría un altísimo porcentaje de probabilidades para adornar la vitrina de trofeos de Ademar. Defensa increíble, sin que mermara un ápice las múltiples exclusiones sufridas, muchas por la intensidad empleada, pocas por peregrinas decisiones del dúo arbitral. Y sobre el pilar de la defensa, las oportunidades de ataque materializadas, con las notas destacadísimas de los dos jugadores citados, pero con la efectiva colaboración de todos. Fue tan abrumadora la superioridad que Pastor no pudo encontrar réplica efectiva, a pesar de intentarlo de todas las formas y manera posibles. Cuando se tiene una actuación tan rotunda, tan completa como la firmada por Ademar, hay que rendirse a la evidencia y aceptar la derrota (tal vino a decir el técnico pucelano, y seleccionador nacional). Final inenarrable, con los aficionados puestos de pie dedicando una ovación clamorosa, sostenida. Júbilo derramado sobre el parquet de la cancha y sobre las localidades ocupadas por los aficionados. Permítaseme un punto para la alabanza de la fidelidad de los aficionados ademaristas. Ni la hora, bastante impropia, ni el hecho de ser televisado el encuentro fueron óbice para que la presencia fuera masiva. Ahora, después de hacer frente al compromiso liguero en Santander ante el Teka (secuencia de un calendario que pide a gritos su modificación) Ademar viajará a Hamburgo para disputar el primer encuentro de la final de la Recopa. Si repitiera un recital, como el dado ante el Valladolid, habría que hacer como dicho queda, un lugar preferente en la vitrina de trofeos conquistados por el Club. Climalia León venció y convenció, a la vez, en Lugo frente a un Breogán que buscaba asirse a los puestos con derecho a participar en los playoffs de ascenso. Con la victoria, a falta de dos partidos para el final de la fase regular, el segundo lugar de la clasificación parece asegurado. La Cultural sorprendió, a propios y a extraños, con una actuación notable, tal vez, con la firmada ante el Palencia, las mejores de la temporada. Satisfacción casi plural entre los aficionados al final del encuentro. Y digo casi plural, porque un pequeño número de «perfeccionistas» aún ponían algún pero. Son los mismos tremendamente críticos con la actuación de algunos jugadores -particularmente leoneses- que siempre buscan resquicios para negarles el pan y la sal. División de opiniones (como en los toros) cuando Cascón fue sustituido, aunque fueron muchos más los que aplaudieron. Cruda y amarga constatación del sabio refranero: nadie es profeta en su tierra¿