Los canarios están cerca de retornar a Segunda B

Dicen que el dinero no lo es todo en el fútbol, pero si se miran los puestos bajos de la clasificación se verá que por ahí pululan los conjuntos con menor presupuesto de la categoría. No siempre es así, pero tanto la Deportiva como su rival de esta tarde, debutantes ambos en la categoría, conocían que la empresa de mantenerse en Segunda División no iba a resultar sencilla. Los dos equipos apostaron por dar continuidad a los mismos hombres que les habían llevado desde el banquillo hacia la categoría de plata. La diferencia es que los canarios terminaron «sacrificando» a un Pacuco Rosales venerado en Gran Canaria, mientras que los blanquiazules han apostado por dar continuidad a Pichi. A ninguno les ha ido bien, lo cual avala la tesis de Silvano, respecto a que cambiar de entrenador no te garantiza nada. Sí que habrían podido los dos equipos apostar más fuerte en la composición de sus respectivas plantillas porque, al final, los que juegan son los jugadores. Los entrenadores, algunos no todos, a veces para lo único que sirven es para estropear buenos proyectos. Fernando Castro Santos se dio cuenta nada más aterrizar en Vecindario que su propósito de salvar al equipo iba a ser arduo. Pese a todo, el equipo movió ficha en navidades y llegaron unos cuantos refuerzos que no han servido de mucho. Siguen teniendo en la inspiración de Xisco, verdugo de la Deportiva en la primera vuelta, su principal aval ofensivo. Junto a él está ahora Mirosavljevic (el Mortadelo del Cádiz) para ganar en pólvora, en detrimento del ex culturalista Raúl Borrero. Si para la Deportiva lo de esta tarde es una final, para los blanquinegros es casi una misión imposible y no ya porque no puedan ganar a la Deportiva, si no porque aún así tienen cruda la salvación.