El Ademar mitiga su dolor a costa del Algeciras (31-32)

Sin duda la victoria de ayer ante el Algeciras no servirá al Ademar para curarse la decepción que supuso perder la final de la Recopa de Europa pero sin duda sí que actuará como un pequeño bálsamo para volver a la realidad y cogerle el pulso a la competición. Y es que ese es ahora el único sustento que le queda al equipo de Manolo Cadenas: agarrarse a la Liga Asobal para pelear por ese tercer puesto -ahora en poder del Barcelona- que les daría el pase para disputar la próxima temporada la Liga de Campeones. «La vida sigue», es la máxima a la que ahora se aferra el equipo. Pero los efectos de la Recopa todavía no se han alejado lo suficiente. Fue algo perfectamente perceptible ayer en el frío inicio del partido. El Ademar no encontraba su sitio en absoluto. Espeso en ataque y con poca consistencia en defensa, el equipo leonés no fue capaz de inagurar su marcador particular hasta el minuto seis. Curiosamente con una contra finalizada por el pivote Sigurdsson -125 kilos- que ayer protaganizó tres jugadas de estas características para terminar con cuatro tantos. El Algeciras, un equipo en crisis cuyos jugadores llevan diez días sin entrenar en protesta por no haber cobrado sus nóminas desde hace cinco meses, no hacían nada especial. Intentaban imponer un ritmo lento hasta encontrar una opción de tiro para sus dos hombres más resolutivos: Coelho y García Vega. Eso les permitió llegar hasta el minuto veinte de la primera mitad con un inesperado empate a siete. Pero ahí se les terminó el fuelle. Una nueva contra, esta vez finalizada por Viran Morros, dio la primera ventaja al Ademar en el minuto 23 (9-8). Sigurdsson «el veloz» acababa otra contra segundos después para abrir brecha. Y a partir de ahí, el Ademar mostró sus luces traseras a los andaluces durante el resto del encuentro. Se fue al descanso con un 13-10 que ya pintaba otro panorama. En la segunda mitad, el juego leonés mejoró y su defensa fue también más compacta. Las ventajas crecieron y se mantuvieron todo el tiempo entre los cuatro y cinco goles. Los algecireños habían bajado los brazos claramente sabiendo que el partido de ayer no era de su liga.