Diario de León

Baloncesto | León es ACB

La plaza roja de Santo Domingo

Tres mil quinientos leoneses celebran el ascenso en la fuente de los éxitos deportivos junto a una plantilla que se rindió ante su marea y compartió baño con los que fueron su apoyo

Dos aficionadas con sus rostros pintados animaron al equipo

Dos aficionadas con sus rostros pintados animaron al equipo

León

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Algo más de 3.500 aficionados celebraron en la fuente de Santo Domingo el ascenso de Baloncesto León a la Liga ACB. Lo hicieron como mejor relajación a cuarenta minutos intensos, en los que llevaron en volandas al equipo dirigido por Gustavo Aranzana. La marea roja hizo la ola en la fuente de las celebraciones deportivas de León. Nada más que concluyó el partido, los fieles aficionados leoneses se desplazaron a toda prisa hacia el centro de la ciudad. Los más tempraneros llegaron cuando los chorros de la fuente todavía estaban encendidos. No importaba mojarse para celebrar el éxito de retornar a la mejor Liga. Muy pronto llegaron los primeros cánticos de la hinchada leonesa. El socorrido «Pucelano el que no bote» fue el primero en corear la entusiasmada forofada de Baloncesto León. La plaza de Santo Domingo comenzó a presentar un ambiente impresionante. El rojo se convirtió en el color que calentó la noche, como si se tratara de un arco iris monocolor. La hinchada se mostró exultante y no paró de inundar de pitidos, petardos y tracas el centro de la ciudad leonesa. «Sí, sí, sí León es de ACB», corearon los entusiastas aficionados de Baloncesto León, mientras mitigaron su sudor y caras medio pintadas con el agua que baña los éxitos del deporte leonés. El momento más emocionante de la celebración del ascenso se produjo cuando apareció por la principal arteria de la ciudad, la calle Ordoño II, el autocar con los héroes del segundo ascenso a la máxima categoría de Baloncesto León en el techo, seguidos de la Peña El Tambor, con su grito de guerra Paquito El Chocolatero. «Sí, sí, sí los toreros ya están aquí; sí sí, sí, los toreros ya están aquí». Bulfoni, Quinteros, Bernabé... todos fueron coreados por una hinchada entregada y empapada de euforia. Eso sí, Urko Otegui no perdonó su segunda red para su cuello.

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