Diario de León
Publicado por
PEPE ESTRADA
León

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ES MÁS fácil manejarme entre balones, canastas y jugadores que expresar sentimientos e ideas en un papel; pero situaciones como la vivida el viernes pasado por la mañana en la plaza de Santo Domingo y en Ordoño II, me dan fuerza para intentar emular a los profesionales de la pluma y las letras. En este momento de euforia, ilusión y esperanza para esa magnífica afición al baloncesto, muchas han sido las personas que han aguantado tres y cuatro horas tratando de conseguir una entrada para la gran final. Ante esta situación, no es difícil dejarse llevar por el recuerdo. Las personas maduras miramos al pasado con más facilidad, pero no renunciamos a trabajar por el futuro. Desde el presente, deseo recordar a cuantos han pasado por puestos directivos, técnicos, jugadores y colaboradores, que han ido sumando su granito de arena para edificar este club que hoy es capaz de crear ilusión a los aficionados. Somos muchos los que hemos pasado o estamos en ese grupo, pero deseo expresamente tener un recuerdo especial para los que ya no están entre nosotros: Nuestro gran Mecenas, D. Marcelino Elosúa, con quien este club aún sigue en deuda, pues él fue quien verdaderamente impulsó el despegue de esta entidad. Eugenio Álvarez, la persona que en uno de los momentos más críticos se echó la responsabilidad deportiva y económica a su espalda, y nos mantuvo en la élite. Antonio Álvarez, Luis García y Félix Pantín, tres leoneses trabajadores en la trastienda, que siempre estaban dispuestos a todo y para todo; y el entrenador madrileño Mariano Parra, hombres que hacen, con pequeños detalles, que las entidades sean cada día mejores: ejemplares. Miguel Ángel Trapote, el primer médico del club, amigo, profesional desinteresado y, como sus sucesores, de guardia veinticuatro horas. Espero y deseo que desde allá arriba hayan disfrutado y se sientan satisfechos. En este club han dejado su impronta, su trabajo y su «saber estar» muchas personas; a todas ellas, nuestra gratitud. Desde esta institución tenemos que seguir trabajando para mantener el brillante presente que hoy vivimos, y que tantos leoneses nos confían, nos exigen y nos transmiten esa ilusión que hace posible lograr lo que parece imposible. Hoy es un día para recordar nuestra historia, vivir y disfrutar el presente, y no perder de vista que el futuro nos espera y que debemos, todos juntos, seguir trabajando para lograr nuevas metas que enorgullezcan a esta comprometida afición. Los leoneses tenemos un gran escaparate en nuestros clubes deportivos de élite, para mostrar nuestra personalidad, nuestro señorío, nuestra hospitalidad, nuestras costumbres, en una palabra, «lo bueno de León» y proyectarlo a nuestros jóvenes, involucrándolos en esa tarea de hacer un León cada día mejor y de el que nos sintamos orgullosos; conscientes de que los pequeños gestos son los que marcan la diferencia en la vida.

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