Una explosión de júbilo después de una tarde de nervios y tensión

Llegó en torno a las once de la noche en forma de explosión de júbilo. Atrás quedaba una larga temporada para los jugadores y horas tensas para los aficionados, primero para conseguir entradas -las cosas se vieron durante todo el día- y luego en las gradas repletas del Palacio de Deportes. Aranzana lo explicó muy gráficamente: «Se habrían llenado tres pabellones». Y después, al acabar el partido, llegó la invación de la pista por miles de aficionados que retuvieron durante más de media hora a los jugadores sobre la cancha. Cuando ganaron el túnel de vestuarios se vieron obligados a retonar a la pista. Esta vez sí. Los toreros volvieron a la cancha para saludar.