Diario de León
Eto'o y Ronaldinho se funden en un abrazo tras meter un gol al Getafe

Eto'o y Ronaldinho se funden en un abrazo tras meter un gol al Getafe

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León

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El otro día Capello quedó un poco mal cuando se vio que no entendía muy bien que primas y maletin es fueran ilegales, pero es normal si se viene de Italia. La última jornada, como la del domingo, siempre ofrece un panorama descarado de casualidades y resultados cantados. Nadie se sorprende, apenas se censura y de hecho la Snai, el organismo oficial de apuestas, ese día no admite pujas en algunos partidos porque se dan por seguros los marcadores. Hasta algunas casas de juego inglesas han terminado por suspender las apuestas en las últimas jornadas de la Liga italiana. Por ejemplo, el Reggina-Milan. Es decir, el reciente campeón de Europa contra uno de los últimos clasificados, que se jugaba la permanencia. Pues bien, para la Snai era una victoria casera clarísima y lo tenía a 1,20. Ni siquiera llegaba a cotizarse. Y así fue: 2-0 y salvación para los calabreses. O el Siena-Lazio, un 2-1 para los toscanos, que lograron así evitar el descenso, aunque en teoría los romanos son muy superiores y han acabado terceros. Pero tras empatar de penalti, quizá sin querer, dejaron literalmente de jugar. También el empate en el Empoli-Reggina de la semana anterior, donde lo mejor era un reparto de puntos, clamó al cielo. Es una ley no escrita del Calcio, muy italiana, que se cumple siempre. Lo más curioso, a diferencia de los famosos maletines, es que no suele ser por dinero, sino que es un instinto de supervivencia elemental y también sentimental: echar una mano al débil si a uno no le va nada en ello y sobre todo hacer un favor para que te lo devuelvan en otra ocasión. Se priman las relaciones individuales sobre las reglas colectivas y la profesionalidad es un sinsentido ante el sufrimiento ajeno o la posibilidad del provecho propio. En el caso del Reggina-Milan, el peloteo fue escandaloso. La afición local recibió al equipo visitante con coros de adulación («¡Sois vosotros, sois vosotros los campeones de Europa!») y los ultras milaneses tenían pancartas tranquilizadoras explícitas («Os quedaréis en Serie A»). Es verdad que el Milan jugó con diez suplentes, tras la final de Atenas, pero también en 2001 y 2004 no tuvo problemas en dejarse ganar por la Reggina el último día. Y es que la temporada, que empezó con los propósitos de enmienda tras los escándalos en los estadios, ha terminado como siempre. | í ñigo domínguez

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