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Balonmano | La marcha de Cadenas Balonmano | La marcha de Cadenas

El adiós del mito del balonmano

A los 19 años Cadenas decidió hacerse entrenador. Y se metió de lleno a esa tarea. Ahora, a los 52, es uno de los técnicos más reconocidos. Deja al Ademar en lo más alto para ir a

Cadenas cuando le dedicaron una calle en su pueblo Valdevimbre

Publicado por
Georgino Fernández - león
León

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Corría el año 1974. Tiempos convulsos. España atisbaba ya el comienzo de una nueva época y en el país vecino, Portugal, estallaba la pacífica Revolución de los Claveles. En Madrid, un joven de 19 años llamado Manolo Cadenas había empezado a estudiar Magisterio jugaba al balonmano enrolado en el Vallehermoso, un conjunt de División de Honor. Era un extremo digno pero, según sus propias palabras, «mas por voluntad y tesón que por un gran talento». El equipo no marchaba bien. Intentaba sin mucho éxito escapar de los últimos puestos. «En ese momento -recuerda- fue cuando decidí hacerme entrenador. Por el deseo de querer influir en la marcha del equipo, de tener capacidad de decisión en un equipo». Colgó las zapatillas de deporte en el perchero y se puso a la tarea de convertirse en entrenador. Y como es lógico empezó por la base. Sabía perfectamente que aquello de «cocinero antes que fraile» es muy cierto si se quiere hacer carrera en los banquillos. Su primer destino fue el banquillo de la escuela de balonmano de Leganés. Aún no sabía que en Leganés se iba a pasar nada menos que once años, trabajando fundamentalmente con las jóvenes promesas. Cientos de chicos y chicas pasaron por sus manos en aquellos años, Su dedicación al balonmano era tan intensa que, literalmente, se pasaba más horas en el pabellón entrenando que en su propia casa. Y esa especie de sacerdocio con este deporte no pasó desapercibido para el Ayuntamiento que puso el nombre de «Manolo Cadenas» a un pabellón polideportivo de Leganés en reconocimiento a su trabajo. Tras esos comienzos de aprendizaje desde la base, Cadenas consideró que ya estaba capacitado para metas más altas y decidió dar el salto. «Cuando me hice entrenador profesional -comenta- tuve claro que siempre tendría las maletas preparadas». El camino le llevó a equipos de la zona norte. En Asturias entrenó durante tres años al Naranco y posteriormente se marchó a Teka Cantabria, un equipo puntero en aquellos años aunque esta temporada no ha podido evitar el descenso de categoría. En el equipo cántabro inscribió los primeros títulos en su currículo. Estuvo allí dos años y conquistó la primera Copa Asobal y también una Recopa de Europa, trofeo que durante su etapa posterior en el Ademar ha ganado en dos ocasiones más. «Parece claro -indicó- que este este es mi torneo. Se me da bien». Sin embargo, fue una etapa de claros y oscuros. Eran los comienzos de los años noventa. Le quedaba aún un año más de contrato pero, en común acuerdo, con la directiva decidió rescindirlo para emprender un nuevo camino lejos de allí. Durante su etapa en el Teka se reforzó su idea de que un entrenador debe formar parte directa de cualquier proyecto deportivo y tener voz y voto en la toma de decisiones deportivas. De Santander, Manolo Cadenas se fue a Valladolid. Allí permaneció cuatro años y los títulos se le resistieron. Sin embargo, tiene buenos recuerdos desde el punto de vista deportivo. «Para mí fue muy gratificante dar la alternativa a grandes jugadores como, entre otros, Mariano Ortega, Ávila, Raúl González, Pisonero o Jordi Escudero. Y en el año 95 se produjo la llamada del Ademar, un club al que su nombre irá ya ligado de forma indisoluble. El presidente Juan Arias pensó en él para liderar aquel proyecto deportivo y la apuesta le salió muy buena. El Ademar comenzó a coger fama de equipo guerrillero, difícil de doblegar. En unos años logró algo que parecía increíble poco tiempo antes. Hizo al Ademar campeón de la Liga, de la Copa del Rey, de la Copa Asobal y de la Recopa de Europa en dos ocasiones. De esta etapa, el título que más le emociona recordar es el de Liga que se conquistó en la temporada del año 2000. «Se nos quedó el equipo en cuadro porque nos llevaron a los mejores jugadores. Nadie daba un duro por nosotros y al final fuimos los campeones», recuerda Manolo Cadenas Ahora se despide tras una etapa de doce años. Deja al equipo tercero en la liga con plaza en la Champions.

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