Ronaldinho cumplirá su sanción y no jugará

Sábado de transistores, videomarcadores, nervios y pasión. Tanta emoción que desde hace 15 años, cuando el Madrid al final perdió su primera Liga en Tenerife, no se recordaba una penúltima jornada así. Después de más de nueve meses de sobresaltos, idas y venidas y un juego más bien ramplón, el campeonato podría coronar en las próximas horas al Real Madrid como campeón después de cuatro años de sequía. Para ello, los de Capello tienen que ganar en La Romareda, donde el Zaragoza se juega la Uefa, que el Barça pierda ante el Espanyol y que el Sevilla no gane en Mallorca. Una carambola difícil, pero cosas más extrañas se han visto en este loco mundo de sorpresas. En todo caso, si vence en Zaragoza, el Madrid rozará la Liga. A partir de las nueve de la noche, la capital maña acogerá el que se puede considerar el partido de la Liga, entre un Madrid que espera vengarse ante el Zaragoza de la final de Copa perdida en 2004 y de la histórica goleada sufrida el pasado año en la ida de las semifinales (6-1). La revancha está servida para los madridistas, que temen verse perjudicados por el inoportuno parón liguero y se encontrarán con un rival que lucha por la clasificación para Europa. Sin necesidad de incentivos externos, el Zaragoza dispone de suficientes estímulos para poner contra las cuerdas a un rival que afronta una oportunidad única, impensable un par de meses atrás. Para el Madrid será el duelo más importante de las últimas temporadas, definido por Guti como una final de la Champions. Deberá demostrar casta, eficacia, oficio y un poco más de fútbol para no echar a perder sus milagrosas remontadas y dar un paso atrás irremediable. Arropados por una fe inquebrantable y por el apoyo moral que supone saber que Beckham está recuperado, los madridistas están convencidos de que, al depender de sí mismos, no se les escapará esta Liga y, según Raúl, callarán muchas bocas. Con excepciones como la humillación sufrida en febrero de 2006, con cuatro goles de Diego Milito, La Romareda es uno de los campos que mejor se le dan al Real Madrid. Capello apela a la cautela, niega que exista euforia entre sus jugadores y habla de «concentración y ganas». Será el momento de comprobar si los madridistas son capaces de soportar la presión, cuando su afición está preparada ya para la fiesta de La Cibeles, aunque Víctor Fernández avise de que «La Romareda puede hacerse insoportable».