Lastres y vicios atávicos
LO ABORDAMOS en clave de reflexiones acumuladas y pendientes. Reflexión crítica desde un posicionamiento crítico para un análisis desde la subjetividad crítica. Un ejemplo de vicio oculto, en este caso respecto a los dineros de los corros. Concebimos y propugnamos una distribución más acorde con un deporte amateur, evitando el mercantilismo de las concentraciones de premios, lo que nos induce a escribir eso que suele sonar tan mal de «ganapremios-ganasiempre». ¿Tendrá algo que ver esta realidad de que siempre -prácticamente- ganen los mismos, los mismos acaparadores de premios, con el empeño en eludir la apremiante necesidad de incorporación de más categorías/pesos? Con la consecuente -ahí le duele- menor participación en el reparto del botín (o del presupuesto para que suene menos áspero) de los luchadores primeros clasificados (ya ven que omitimos lo de ganapremios-ganasiempre) de las actuales restringidas categorías (4). ¿La federación como problema también? El problema es que la federación no se atreve a meterle mano a esta situación viciada; a esta importantísima asignatura pendiente de la limitación de pesos/categorías, ligado al reparto de los dineros de los corros y tratar de buscarle solución. Asusta plantar cara y enfrentarse a las -valga el eufemismo- figuras acaparadoras. Resulta más cómodo dejar hacer. Eso, «la federación como problema» que titulábamos el pasado jueves. Pues sí, incisivos¿ y a veces -lo reconocemos- excesivos. A ver si con ello provocamos, y despertamos conciencias. O nos despertamos nosotros de la quimera, resignados a «lo que no puede ser no puede ser y además es imposible» que diría el Guerra. Un déficit de credibilidad, generado por la simplicidad mental imperante federativamente, lo que nos hace vislumbrar unas expectativas veraniegas en clave del más de lo mismo. Como corresponde a una mentalidad anclada en lo arcaico y obsoleto. Imaginación federativa que debiera aportar justo lo contrario de la rutina que amenaza a lo largo de la temporada de verano, según todos los indicios; o por omisión, la falta de indicios renovadores. ¿Rancia puesta en escena de los corros? ¿Desorbitada duración? ¿Cutres instalaciones? ¿Megafonía sin la deseable potencia y sin facilitar el peso? ¿Lucha de base al aire libre veraniego tan pobre como en los pabellones escolares invernales? ¿Cantera, pues, igual de descuidada? ¿Prevención y cobertura integral de lesiones igual de en el aire? Y etc., etc., etc. Claro que lo primero de todo en orden a evitar estos lastres atávicos e incorporar racionalidad común a cualquier deporte, sería tomar conciencia de la situación -viciada- y afrontarla con sentido de futuro. El problema a su vez está en que tampoco posibilita dar paso a que otros intenten solucionarlo desde dentro. Lo dicho, más que la solución representan justamente el problema. Está pidiendo paso -a gritos- otra actitud y otra aptitud. Cambio de reflexión, pero lamentablemente en la misma línea de lastres y vicios atávicos. A propósito del previsiblemente descafeinado «Campeonato Provincial Berciano». Escribía un colega que, tras la suspensión, su celebración «iba a quedar postergada hasta la oportuna decisión de la Diputación Provincial». Pues será más bien «inoportuna» decisión, porque ¿qué pinta la excelentísima fijando fechas en la programación del calendario luchístico? Desde la página web de la federación se apercibe que «se disputará de acuerdo con lo que oportunamente disponga la Diputación»; o sea inoportunamente de nuevo, intromisora y mediatizadamente. La Diputación, en todo caso, financiará, nunca organizará¿ y menos «mangoneará». Nos comentaba un aficionado que cuando eran de distinto signo político Gobierno de Diputación y responsable federativo, igualmente era la Diputación quien «organizaba» y a la federación de entonces le tocaba asentir por sistema. Como ahora. Cociéndose las cacicadas en cenáculos y círculos (desde estos últimos ejerciendo de correveidiles) alejados de todo criterio de rigor y objetividad con sentido de proyección de futuro. Juicio de alguien que percibe neutralmente la actividad institucional a la defensiva. «Se puede rechazar la colaboración exterior pero no de forma tan zafia, malintencionada, rastrera, mentirosa, manipuladora¿; bajezas impropias de órganos que debieran estar dispuestos a abrirse a quienes tienen algo que ofrecer y están en tal disposición. En positivo y sumando¿». ¡Vaya tropa! Qué país Mikelarena, que diría Romanones.