La vuelta del «todoterreno»
Calleja se meterá en un huracán
«Mejor la camisa de manga corta. Sí, esa, la que está en la maleta». El aventurero leonés Jesús Calleja habla por teléfono a la vez que elige el vestuario con el que va a salir por la tele, en la Cuatro. El momento lo merece. Es su vuelta a la aventura. De la sabana africana al gélido Caúcaso y luego al centro mismo de tornados y huracanes. Todo en apenas tres meses. Calleja regresa. Lo hace con el brazo a medio recuperar y el recuerdo vívido de su accidente en el desierto mientras ensayaba para el Dakar. Los 18 trozos en que quedó su brazo acaban de soldarse y, sin esperar a más, se pone a prueba otra vez. Ayer partió rumbo a África con el equipo del canal de televisión Cuatro, que lo ha fichado como nueva estrella. En la cumbre mítica del Kilimanjaro tendrá que demostrar su resistencia como aventurero. Luego, Cuatro ha programado para él un apretado programa de retos. Calleja está dispuesto a meterse en el ojo del huracán. Textualmente. En octubre, se embarcará en Miami en un Cazahuracanes, un avión de transporte militar Hércules C-130J en misión meteorológica. Son los aviones utilizados por la NOAA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica perteneciente al Departamento de Comercio de los Estados Unidos, para realizar misiones de investigación y reconocimiento de huracanes, volando justo hasta su centro para obtener datos de su intensidad, su localización exacta y su dirección. Un arriesgado servicio que salva muchas vidas. Eso hará Calleja, atravesará un huracán hasta llegar a su ojo volando en la oscuridad total iluminada sólo por los relámpagos, a merced de vientos de más de 200 kilómetros por hora que golpean el fuselaje del Cazahuracanes, dentro de la furia de un huracán de cientos de kilómetros de extensión. No se parará ahí. Calleja y el equipo de Cuatro han contactado ya con una empresa cazatornados para embarcarse en otra aventura propia de películas de ficción: perseguir a un tornado por Estados Unidos. Antes, habrá tenido que subir al Kilimanjaro y, luego, a una de las montañas más peligrosas del Caúcaso. Pero no será sólo la aventura por la aventura. Calleja comprobará in situ las consecuencias del cambio climático, que muy pocos se atreven ya a negar. Los experimentos de los huracanes y los tornados estarán dirigidos por Florenci Rey, el meteorólgo de la cadena de televisión. Y en el Kilimanjaro, comprobará la disminución de los glaciares. Si el cambio climático no cambia, la cumbre con nieve perpetuas dejará de ser blanca. Hay más indicios. En las tierras de los masai, a los pies mismos de la montaña y, más allá, en su cumbre sagrada, la sabana sufre una ola de frío. De los 35 grados habituales se ha pasado a tan sólo 14. Y por la noche, los termómetros se ponen ahora bajo cero. Eso es lo que quiere contar Calleja. Y por eso tenía tanta urgencia en curarse. Ayer se embarcó en su nueva aventura. Hoy, en África, regresa a su vida. Al reto de vivirla al límite para poder descansar después en León.