Diario de León
Publicado por
efe | madrid

Creado:

Actualizado:

La exclusión del danés Michael Rasmussen del Tour de Francia cuando vestía el maillot amarillo es el último capítulo de una historia de sospechas y exclusiones de líderes de la centenaria ronda gala. En todos esos años, ha sido el estadounidense Floyd Landis el que más ha mancillado la casaca que identifica al líder del Tour, que vistió en el podium de París cuatro días antes de que se conociera su positivo por consumo de testosterona en la etapa 17, la misma en la que recuperó el liderato de la prueba. Aunque su caso está pendiente de resolución, todo apunta a que el estadounidense se convertirá en el primer ciclista desposeído de un título de ganador, que recaerá en el segundo de aquella edición, el español Óscar Pereiro. El primer gran escándalo de dopaje que afectó a un líder del Tour data de 1978. Ese año, en la decimosexta etapa, el belga Michel Pollentier se impuso en la cumbre del mítico Alpe d'Huez y se colocó como líder de la prueba. Esa misma noche el ciclista fue excluido de la prueba por los organizadores tras demostrarse que había intentado introducir un recipiente con orina limpia en el control antidopaje. Diez años después las sospechas volvieron a ensombrecer el maillot amarillo. En 1988 los organizadores del Tour acusaron al líder, el español Pedro Delgado, de haber consumido un producto sospechoso de enmascarar sustancias dopantes. El medicamento, que el segoviano no negó haber tomado, estaba inscrito en la lista de productos prohibidos del Comité Olímpico Internacional (COI) pero no en la de la Unión Ciclista Internacional (UCI) ni en los del Tour de Francia, por lo que finalmente no se le declaró positivo, lo que permitió a Delgado ganar la ronda gala. Once años después el dopaje volvió a amenazar al maillot amarillo. En 1999 el estadounidense Lance Armstrong dio positivo por un gluco-corticoide cuando vestía la preciada prenda. Cuando todo apuntaba que el tejano podía ser eliminado, presentó una receta médica que le autorizaba a consumir el producto para sanar un dolor. Fue absuelto y ese año ganó el primero de sus siete Tour. Con carácter retroactivo En el 2002, cuando vestía de amarillo, el español Igor González de Galdeano fue controlado positivo por salbutamol, un medicamento para asmáticos. La presentación de una prescripción terapéutica le salvó de la exclusión, lo que le permitió conservar cuatro días más la prenda y acabar quinto en París. El maillot amarillo también se vio manchado, con efecto retroactivo en 1996. Ese año se impuso el danés Bjarne Riis, sin que diera positivo en ningún control. Once años después, el ahora responsable deportivo del CSC confesó que había consumido Epo en aquella edición de la ronda gala, motivo por el cual la organización del Tour le borró de su guía histórica.

tracking