El gran negocio de tener un campo en mitad de la ciudad

Tres semanas después de vender al emblemático Fernando Torres al Liverpool a cambio de 30 millones de euros, el Atlético de Madrid firmó ayer un protocolo con el Ayuntamiento de la capital que confirma el traslado del Vicente Calderón a La Peineta dentro de tres años. Sin embargo, los rojiblancos no serán dueños del también llamado estadio Olímpico hasta 2016, cuando concluyan los Juegos a los que opta la candidatura madrileña. El acuerdo, que divide a la afición colchonera entre quienes se consideran nostálgicos y los que presumen de pragmatismo, será denunciado ante los tribunales por las asociaciones Señales de Humo y Salvemos el Calderón , principales opositores a la gestión que llevan a cabo el director general y consejero delegado del club, Miguel Ángel Gil Marín, y el presidente Enrique Cerezo. Pendiente aún de ratificación en octubre, el compromiso contempla que La Peineta se transforme en un recinto vanguardista, todo cubierto, con capacidad para más de 73.000 espectadores. Los 31.000 metros cuadrados que ocupa el Vicente Calderón en la zona sur se convertirán en un gran parque público, sin edificios, que llevará el nombre del club, en homenaje a la entidad de la ribera del Manzanares. Además, la demolición del estadio facilitará el soterramiento de otro tramo de la M-30, principal carretera de circunvalación de Madrid. El desarrollo de la operación arrancará con el inicio de las obras para construir las nuevas gradas de La Peineta, que se espera estén terminadas en el verano del 2010, de tal forma que el Atlético ya pueda jugar allí en el ejercicio 2010-2011. El recinto olímpico será cedido por el Ayuntamiento al Atlético durante seis años, hasta que los colchoneros lo reciban en propiedad y puedan rebautizarlo y explotarlo con otro tipo de actividades deportivas y musicales. Con los ingresos obtenidos por la venta del Calderón, el Atlético invertirá 160 millones de euros para acometer la reforma del Estadio de la Comunidad de Madrid, nombre oficial de La Peineta, para eliminar las pistas de atletismo y crear las nuevas gradas. Si al final Madrid obtiene la concesión de los Juegos 2016 u otras convocatorias posteriores, el club rojiblanco deberá desembolsar otros 20 millones de euros para adaptar el recinto a las exigencias olímpicas y reconvertirlo de nuevo en un estadio de fútbol. «Vamos a tener unas instalaciones fabulosas, con todo lo que podríamos necesitar. El acuerdo va en beneficio del Atlético pero también de todo el pueblo de Madrid», dijo el presidente Cerezo tras oficializar lo que ya era un secreto a voces. Remarcó que el nuevo recinto tendrá mejores accesos a través de la red del metro y el servicio de Cercanías, dispondrá de 3.000 plazas de aparcamiento, contará con zonas comerciales y estará adaptado a los discapacitados. «Es un estadio por y para el aficionado. Esperemos que los aficionados apoyen al club porque éste les necesita», concluyó el dirigente deportivo y productor de cine. Por su parte, el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón aseguró que con este protocolo ganan todos los madrileños. «El club gana un moderno estadio, más amplio, más cómodo, con mejores accesos y adaptado a lo que debe de ser un recinto de máxima calidad y que, por tanto, ofrecerá oportunidades a nuevos socios. Y todos los madrileños gozarán de más zonas verdes y más dotaciones educativas donde hoy se ubica el Calderón y la cervecera Mahou», explicó. «Chapuza y ruina» Pese a las buenas palabras de los impulsores, a la salida del acto una veintena de seguidores rojiblancos se concentraron junto al Patio de Cristales del Ayuntamiento para increpar a los dueños del Atlético. «Agotaremos todas las vías legales porque este compromiso es una ruina para el Atlético. Ni Cerezo ni Gallardón escuchan a nadie y, encima, anuncian una comparecencia con veinte minutos de antelación», espetó José Luis Sánchez, portavoz de Señales de Humo . El portavoz de la plataforma Salvemos el Calderón , Juanma González, calificó de «chapuza» el protocolo y habló de «falta de transparencia en un proceso en el que se ha ninguneado a la afición y a todos los madrileños. Se habló de una consulta previa a los socios, a modo de referéndum, y se ha hecho a nuestros espaldas», se lamentó. También en Valencia El presidente del Valencia CF, Juan Soler, anunció ayer que las obras del nuevo estadio del club darán comienzo mañana y que el consejo de administración de la entidad ha decidido poner a la venta una parcela del actual campo de Mestalla para disponer de fondos. El máximo accionista del club hizo público el anuncio de la subasta de la parcela R-1 del actual estadio, que saldrá al mercado por un importe de noventa millones de euros y permanecerá disponible hasta el 15 de septiembre. El futuro estadio se ubicará en la avenida de las Cortes Valencianas, en el barrio de Campanar. El coste de la construcción del estadio rondará los 250 millones de euros y el plazo estimado para que la instalación esté concluida ronda los dos años. «Hoy empieza una nueva época para el Valencia -añadió el presidente del club- porque hoy el proyecto del nuevo estadio es una realidad gracias al acuerdo alcanzado entre el club y las empresas que se encargarán de su construcción».