Diario de León

La UCI tenía vigilado y bajo sospecha al ciclista Iban Mayo

«Los ciclistas deben de entender que la UCI actúa de forma distinta a como lo hacía antes y que utiliza la inteligencia para seguir a algunos», revela el máximo dirigente

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I. Tylko
León

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La Unión Ciclista Internacional (UCI) tenía bajo sospecha y vigilado al corredor vasco, Iban Mayo, antes de que diera positivo por EPO en el pasado Tour de Francia, una infracción por la que el corredor vizcaíno ha sido suspendido de empleo y sueldo por su equipo, el Saunier Duval, que le dará definitivamente de baja si el contraanálisis confirma que es otro tramposo. «Es otro triste episodio en el Tour y que afecta a uno de los corredores a los que la UCI vigilaba», reconoció abiertamente este martes Pat McQuaid, presidente de la UCI, en declaraciones a la agencia Reuters. «Los ciclistas deben de entender que la UCI actúa de forma distinta que en el pasado y que utiliza la inteligencia para seguir a algunos de ellos. Gracias a las pruebas sanguíneas, cada vez somos más vigilantes», advirtió el máximo dirigente de este deporte. Tras conocerse que Iban Mayo, decimosexto clasificado en el pasado Tour de Francia, tenía restos de EPO en una muestra de sangre tomada el 24 de julio, la Unión Ciclista Interncional se declara sorprendida por el hecho de que algunos ciclistas todavía no sepan que es detectable, a pesar de que esta sustancia que controla la producción de glóbulos rojos en la sangre ya fue la que 'provocó' el 'caso Festina' en 1998. El comportamiento del corredor vasco fue puesto en tela de juicio cuando antes de arrancar el Tour se conoció que había resultado no negativo por testosterona durante el Giro de Italia, donde ganó una etapa de las etapas. Análisis posteriores descartaron que los restos detectados fueran artificiales y el corredor salió indemne gracias a un certificado médico donde se justifica que su cuerpo produce más testosterona de la habitual. Sin presión El ciclista, que decía correr en el Saunier Duval sin la presión que sufría en el Euskaltel y que tras el Tour se declaró satisfecho de «volver a ser protagonista y superar los palos recibidos en los últimos años», no se imaginaba lo que se le venía encima. El caso de Mayo causó los lamentos del secretario de Estado para el Deporte y presidente del CSD, Jaime Lissavetzky, quien dejó este martes abierta una puerta a la esperanza al afirmar en Barcelona que el positivo aún está «pendiente» de confirmación en un contraanálisis. El dirigente, empero, prefrió no extenderse sobre este turbio asunto y optó por centrarse en el gran triunfo de Alberto Contador, del que dijo que ha ganado «con todas las de la ley y se merece todo el respeto porque ha superado problemas físicos, representa el nuevo aire del ciclismo y es un magnífico campeón». En alusión a la posible implicación de Contador en la Operación Puerto contra el dopaje, Lissavetzky explicó que «no es cuestión de poner o no la mano en el fuego», y adujo que una cosa es que haya controles y otra que todos estén en tela de juicio. Insistió en su teoría de la «gran sentada mundial» de todos los estamentos para arreglar el ciclismo, y se felicitó de que «estreche el cerco contra los tramposos». Un ejemplo claro de que los controles avanzan cada vez más deprisa lo dio el positivo de Vinokourov.

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