España aspira a sumar su primera medalla en el maratón masculino, que abrirá la gran cita delatletismo

Excelente prueba de toque para comprobar cómo hiere el clima de Osaka. Aunque no hace falta irse al estadio Nagai para valorar el peso del calor y la humedad. Los ciudadanos de esta megalópolis nipona caminan por la calle con una toallita en la mano. Cuando ya no lo soportan más se la llevan a la cara y enjugan el sudor. A las siete de la mañana, hora de la salida (00.00 horas en la España peninsular) de la carrera de 42,195 kilómetros, el mercurio ha crecido estos días hasta la línea de los 30 grados. Aunque lo peor es la humedad, asfixiante, entre el 80 y el 90 por ciento. Estas condiciones exprimen a un maratoniano. Quizá por ello se ha producido una desbandada. No estarán los más grandes, como el plusmarquista mundial, Paul Tergat, el histórico Haile Gebrselassie, el laureado Stefano Baldini o el campeón de los dos últimos Mundiales, el marroquí Jaouad Gharib. Ante este panorama, la carrera será una lotería. Todo el mundo coincide. «Va a ser un maratón donde puede haber muchas sorpresas». Lo dice Pepe Ríos, que ha corrido tres maratones en Japón, en Otsu (dos triunfos y un segundo puesto) y que atesora las esperanzas de medalla para el atletismo español. El ex-maratoniano Martín Fiz, campeón y subcampeón mundial comentaba en el vuelo que le llevó hasta Osaka que las condiciones van a ser «muy duras». Pero se apresura a hacer una puntualización: «Hace tiempo que sabían que iba a ser así, por lo que deberían llegar preparados». Preparado parece llegar Chema Martínez. El madrileño ha cuidado todos los detalles. Primero estuvo 21 días en Navacerrada, a 1.800 metros de altitud; después se fue hasta los 2.300, en Sierra Nevada, donde estuvo 33, y después bajó a Motril, a nivel del mar, para seguir forzando su cuerpo con unas condiciones de 28 grados y una humedad del 70%, «parecidas a las de Osaka». Él, como sus tres compañeros, no pierde mucho tiempo analizando a sus rivales y señala a los japoneses como los rivales más peligrosos. También pronuncian el nombre del marroquí Abderrahim Goumri y el qatarí Mubarak Hassan.