Diario de León

Gallardo se queda al final de la pista

El corredor berciano disputa la final infiltrado por el dolor en el pie y queda el doce de los mejores del mundo en un día negro para España El Bierzo vivió la carrera pegado a la radio y a

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Fernando Miñana - osaka
León

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No pudo aprovechar una carrera histórica, la carrera de su vida. El atleta berciano Sergio Gallardo se quedó al final de la pista en la final de 1500 en los Campeonatos Mundiales de Osaka. Fue el doce. Eso sí, entre los mejores del mundo. Pese a ello, la decepción fue grande porque se esperaba mucho. De él y de los otros dos españoles que disputaron la prueba. Gallardo, que en la semifinal perdió una zapatilla, corrió descalzo 500 metros y recibió un pisotón en el dedo meñique del pie izquierdo que le ha dejado mermado de facultades, tuvo que correr ayer infiltrado para paliar los fuertes dolores que sufre en el pie. La segunda de las infiltraciones se la pusieron apenas cinco minutos antes de que se diera el pistoletazo de salida. Pero ese no fue el problema. Los españoles se quedaron sin fuelle en los 1.500. La final desenmascaró a los tres. La carrera, antes o después, destapó sus carencias. Arturo Casado (3:34.77), el mejor, séptimo, mostró que despuntó muy pronto y que necesita dar un salto de calidad ya para no estancarse, para no convertirse en un corredor fiable, habitual en las finales pero sin opciones en ellas. Sergio Gallardo, el más discreto de los tres, sólo pudo acabar la carrera como duodécimo. Infiltrado en un pie, compitió con honradez pero las rondas precedentes ya habían detectado la escasa reserva de energías que había demostrado en la final de los campeonatos de España de San Sebastián y no fue capaz de pasar del duodécimo puesto (3:37.03). Y Juan Carlos Higuero, el campeón de Europa, fue el que más defraudó. Tiene coartada, eso sí. El follón de la semifinal le mermó. Ninguno de los tres pensó ni un segundo en las medallas. Nunca se sintieron importantes en la carrera. Casado corrió por dentro, cerca de la cabeza, pero fue devorado en el acelerón final. Gallardo siempre anduvo escondido en la panza del grupo. Higuero, en cambio, se refugió en la cola y cuando quiso reaccionar no encontró carburante. La vuelta final apagó la luz de los tres. El ritmo, lento al principio y frenético en la segunda mitad, no les fue, les dejó secos. Bernard Lagat, en cambio, se encontró una carrera a la medida y fue el que llegó más fuerte a los metros finales. El estadounidense, nacido en Kenia, se llevó el oro (3:34.77) gracias a un cambio en la recta al que no pudo responder el favorito, Rashid Ramzi, campeón hace dos años, rebajado a subcampeón. Shedrack Kibet Korir, el keniano, fue tercero. Hubo más chascos. Higuero no fue el único. El español terminó penúltimo. Tan mal como los otros dos atletas que fueron incluidos en la final tras las protestas y la decisión de la IAAF de descalificar al francés Mehdi Baala. El marroquí Youssef Baba fue último y el suizo Nicholas Willis, décimo. Sin excusas Llegada la hora de las confesiones ninguno se perdió en excusas. Plantearon sus problemas, pero reconocieron que no tuvieron opciones de nada. Casado lamentó el retroceso de Helsinki a aquí. De un quinto a un séptimo. El madrileño se concentrará ahora, con sus estudios de Educación Física casi concluidos, en convertirse en un corredor de 3.33 hacia abajo. Con esa plusmarca de 3:34.09 no va a ninguna parte. Aunque se marcha de Osaka con un consuelo. «Ser el primer español es algo muy positivo para mí. Eso que me llevo...». A Sergio Gallardo tuvieron que pincharle dos veces porque después de que se durmiera la zona de los dedos que tenía maltrecha, encontró nuevos dolores en su pie izquierdo. «Desde la semifinal no he podido seguir la rutina que necesitaba para llegar fino a esta carrera», comentó el mediofondista de Bembibre. Juan Carlos Higuero, dentro de lo que cabe, se lo tomó con filosofía. «Aquí hay que venir entero o no tienes nada que hacer», confesó España cuenta en la actualidad con una excelente clase media, pero le faltan talentos capaces de luchar con los dioses del mediofondo. Nadie consigue meter tres finalistas con tanta asiduidad como España, pero las épocas gloriosas en los grandes campeonatos, Mundiales y Juegos Olímpicos, empiezan a olvidarse. Porque en Osaka ha habido tres, otros tres hubo en Helsinki'05 y tres más en París'03, y dos en Edmonton'01. Pero para encontrar la última medalla hay que remontarse hasta 1999, Mundial de Sevilla, donde Reyes Estévez ganó el bronce al entrar por delante de Fermín Cacho y Andrés Díaz. «Aquí no puedes cometer ningún error. No he podido recuperar bien. Me haré las pruebas porque hay que tener cuidado para el futuro» SERGIO GALLARDO Corredor berciano

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