La afición fue el octavo jugador

Como no podía ser menos, la afición del Ademar no faltó a la cita y convirtió el Palacio de Deportes en una olla a presión, levantando al equipo en los peores momentos, vibrando con la remontada y disfrutando cuando la victoria estaba ya en el bolsillo. Y es que al principio las cosas no pintaban bien, con el marcador reflejando un inquietante 6-10, momento en el que a gritos de «Ademar, Ademar», subieron los decibelios y metieron en el partido a unos jugadores que hasta entonces parecían estar fuera. Hubo tiempo también para sacar los pañuelos a pasear para protestar por la actuación arbitral, para que se ovacionara a los «toreros» y para que las 4.000 almas que estaban en el campo entonaran a coro un sentido «Saric quédate». Todo en torno a un ambiente de gala, y es que poco importó que el partido fuera entre semana o que hubiera jornada liguera, el público de León nunca falla en las grandes citas y ayer lo demostró llevando en volandas al equipo y convirtiéndose en el octavo jugador del equipo leonés y en pieza clave de la victoria.