La victoria sepulta la crisis Costa reaparecerá en tres semanas

Lo de las victorias balsámicas, además de ser una expresión muy socorrida en el periodismo deportivo es una verdad como un templo. Y si no que se lo pregunten al Ademar al completo: jugadores, cuerpo técnico y directiva que, sin lanzar las campanas al vuelo, ven las cosas desde una óptica más positiva después del triunfo del pasado miércoles ante el Vardar Skopje en Liga de Campeones. El propio Ribera reconoce que el equipo había buscado con ahínco esa victoria «para reforzar su autoconfianza» después de los últimos acontecimientos. El técnico espera que se mantenga la intensidad defensiva que mostró el equipo en el partido ante el Skopje sobre todo en los primeros treinta minutos. También confía en que los jugadores tengan buenos arranques y no les suceda como en compromisos recientes donde tras un inicio frío tenían ya encima una losa de tres o cuatro goles que luego les obligaba a realizar un sobreesfuerzo físico y mental para poder remontar. En todo caso, Ribera apuntó que las complicaciones son algo inherente a una liga tan exigente como es la Asobal y recordó ejemplos cercanos. «La competición es muy dura. Hemos visto que equipos como el Portland o el Barcelona, con plantillas superiores a la nuestra, también lo han pasado mal», manifestó en relación a la derrota de ambos ante Valladolid y CAI Aragón respectivamente. Por otra parte y recordando las críticas del presidente hacia el juego del equipo, Ribera insistió en que no hubo relajación en los partidos donde el resultado no fue el deseado: derrota ante el Torrevieja y empate con el Kadetten suizo. «Jugamos dos competiciones muy exigentes. En la Liga Asobal prácticamente todos los equipos tienen siete u ocho jugadores de nivel y hay que pensar que nosotros siempre vamos con un partido más, además del desplazamiento que siempre es cansado. Esto hay que tenerlo en cuenta y hay que pensar que en ocasiones puede dar la sencación de que al equipo le falta cierta actitud pero eso puede ser debido al cansancio y a la acumulación de partidos que hace que los jugadores pierdan chispa. A veces da la sensación de que el jugador no quiere pero ese no es el problema. El jugador quiere lo que sucede es que no siempre hay una situación favorable en lo físico y en lo anímico»