Empate a nada en Helsinki (0-0)

Si para un entrenamiento así hay que estar cuatro días concentrados, mejor, más barato y menos cansado quedarse en Las Rozas y jugar un solteros contra casados. Finlandeses y españoles 'brindaron¿ un empate a nada del que no cabe extraer conclusiones y que durmió hasta los linces y renos que disfrutan de los bosques próximos al Mar Báltico. Los suplentes de Luis no dieron la talla ni el callo que se exige a quien desea ganarse el puesto. Y los locales ya suman cuatro partidos consecutivos con 0-0 y sin marcar. Serbios, polacos, belgas y españoles conocen su tosco discurso de mucha defensa y nulo ataque. Aunque la Selección rondó el gol y debió ganar en la segunda parte, el partido fue casi más frío que el ambiente en las gradas, aún de madera, del histórico estadio Olímpico de Helsinki. Aquí, en 1952, los finlandeses demostraron al mundo que habían superado las guerras de Invierno y de Continuación contra los soviéticos, y organizaron los Juegos de Zatopek, la Locomotora Humana checa se colgó el oro en 5.000, 10.000 y maratón. Si ante España, y en su Centenario, apenas llenan un tercio del aforo, es una de la realidad que esta buena gente pasa del fútbol. Definitivamente, estaban más pendientes de Raikkonen, del desenlace del Mundial de F-1, que de un amistoso que confirmó y aumentó el tedio que se presagiaba. Eran pocos y silenciosos. En la cerrada noche apenas se escuchaba un murmullo de fondo y el bombo con el que el incansable Manolo animaba a un centenar de estudiantes españoles, que, de pronto, se arrancaban con el Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo ..., o alguna otra canción popular. ¿Fútbol? ¿Fútbol? Uno, dos, tres..., un sinfín de toques de España a un ritmo tan lento que el juego era de lo más previsible. Y los finlandeses bastante tenían con defenderse y buscar algún pelotazo con el que sorprender. Difícil hacerlo si uno de los delanteros que tiene que correr, Kuqi, está más pasado de peso que el Cassano del Madrid. Al verle, cuesta creer que actúe en el Fulham y no esté retirado. Cumplido el objetivo en la final de Aarhus, donde España se jugaba estar en la Eurocopa y Aragonés su cabeza, Luis decidió apostar por los que no habían actuado en Dinamarca. Hizo ocho cambios en el once, sólo mantuvo a Ramos, Albelda e Iniesta, pero sí fue fiel al dibujo 4-1-4-1 que le dio excelente resultado. Concedió a Iniesta la oportunidad de dirigir a la selección, de ejercer de Xavi, y tiró a Luis García solo en punta. Un problema para el espanyolista, acostumbrado a actuar con Valverde como compañero de Tamudo. Y Roy Hodgson, el experimentado y viajero seleccionador local, retiró a cuatro de los que empataron en Bélgica. Desde el primer momento, España se quedó el balón y llevó la iniciativa. Con suma calma y sin arriesgar lo más mínimo, esperaba algún despiste o el cansancio nórdico. Durante el primer tiempo, cargó en exceso el juego por la izquierda y se olvidó de Ramas y Angulo por la derecha. Era lógico porque Riera, deseoso de ganarse el puesto, se mostraba más activo que ninguno. Pero el caso es que el experimento no funcionó y llegó el descanso sin ocasiones que echarse a la boca. Como Iniesta, tan apagado como la noche, no cumplía esta vez las expectativas, Luis tiró de Xavi en la reanudación. También de Marchena en lugar de un renqueante Puyol. Hodgson tampoco quiso problemas con los clubes y retiró a Hyypia, el central del Liverpool que ejerce de estrella finlandesa en ausencia del lesionado abuelo Litmanen. En pleno carrusel de cambios, aparecieron Joaquín y Tamudo y se marcharon Silva, a quien Luis no ha visto bien en toda la concentración, y Angulo. Mejoró algo España, que al menos probó a Niemi en sendos disparos de Pernía, de golpe franco, y Luis García. Luego, Riera lanzó al palo en una ocasión pintiparada. Pero el portero del Fulham no apareció hasta pasada una hora. Con eso está dicho todo.