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Una marea roja que fue decisiva

La grada volvió a guiar al Grupo Begar al triunfo como en los mejores días demostrando que la comunión entre la afición y la plantilla es total, tanto en lo bueno como en lo malo

Banderas de León y bufandas rojas poblaron toda la grada del Palacio

León

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El Grupo Begar necesitaba ayer del apoyo de la grada y, como en las mejores jornadas vividas en el Palacio, su aliento resultó vital. Desde el primer segundo y hasta finalizada la prórroga los miles de aficionados que acudieron a presenciar el choque no cesaron en aplaudir, cantar y vitorear a jugadores y técnico. También, cuando las decisiones arbitrales les parecieron injustas, hicieron notar su desaprobación. Ese aliento, teñido de encarnado como una gran «marea roja» sirvió para que el Grupo Begar recobrara la esperanza cuando en el tercer cuarto las cosas no le iban bien y dar la puntilla al rival en el último así como en el tiempo añadido. Los decibelios se hicieron notar y el rival comprobó en sus carnes que la afición leonesa es fiel y siempre implicada en la marcha de un equipo que ayer encontró al sexto jugador que quería en las más de 4.000 almas que en la jornada matinal no se olvidaron de que el Grupo Begar es su seña de identidad en la mejor liga de Europa y, tras la NBA, la segunda del mundo. Banderas de León, bufandas, camisetas y mucha, mucha ilusión se dieron cita por espacio de más de dos horas en un escenario que ayer, a pesar del sufrimiento vivido, se convirtió nuevamente en un fortín inexpugnable para un Iurbentia Bilbao que tuvo que conformarse con una mínima derrota. Y es que el Grupo Begar necesita a su masa social y esta nunca da la espalda al equipo, sea cual sea el rival o las circunstancias, incluso más si estas requieren de una motivación extra para alcanzar el objetivo esperado. Ayer ese matrimonio volvió a ser perfecto y bastante positivo.