La Deportiva acaba sufriendo (1-1)

Más vistoso de lo que comenzó se esperaba el partido de Las Gaunas. El rival de los riojanos, la Ponferradina, llegaba respaldada por los mejores números del fútbol nacional y el equipo de Quique Setién buscaba un triunfo que le consolidara como equipo a luchar por la fase de ascenso. Argumentos que acabaron por convertirse en la principal amenaza de bercianos y riojanos y que fueron suficientes para intimidarse mutuamente. Porque sobre el césped, dejando a un lado la teoría de los números y de los resultados precedentes, ni la Ponferradina fue tan buena, ni el Logroñés recuperó la imagen de semanas anteriores. Lo que sí hiceron los de Setién fue llevar el mando del encuentro para hacer caso a David Amaral que, en la previa, ya había advertido que el que se aliara con el esférico tendría mucho ganado. Eso permitió a los rojiblancos disponer de las mejores (no por ello claras) ocasiones de gol. Un balón en profunidada al que Cyril no llegó y un centro de Chus López que, en el segundo palo, Santamaría estrelló en el lateral fueron los méritos de un Logroñés que se conformaba con ganar a los puntos. Enfrente la Ponferradina, como el veterano pescador que en lugar de echar una y otra vez la caña espera a que pase su víctima, aguantaba sin pasar excesivos agobios, Dani y Marco trataban de mandar en el centro del campo y buscar la referencia de Irurzun, pero la zaga del Logroñés no presentaba fisuras. Sólo lo hizo a los 31 minutos en una contra del propio delantero vasco que rompió el fuera de juego para no saber finalizar. Sin más aproximaciones que esa y sin dar sensación de exceisva superioridad, el Logroñés se dio cuenta de que sólo a través de Chus López y Santamaría, ambos por banda, podían hacer daño a la zaga leonesa. Pero cuando más insistían los blanquirrojos un balón llegó a las botas de Marco que, desde el centro del campo y con Stef adelantado, ejecutó la vaselina perfecta que rompió, quizá demasiado pronto para los méritos acumulados, el equilibrio en el marcador. Pudo peor para el bueno de Stef. Volvió a demostrar el proqué es portero en el último minuto de la primera parte y de nuevo Marco buscó la vaselina. No la logró, pero dejó una extraña sensación en Las Gaunas. Igual de amarga que la provisonal derrota con que se llegó al ecuador del choque. Con el arranque de la segunda parte la Ponferradina fue poco a poco mejorando y controlando el partido. Sin que fuera apabullante, sí que los de Amaral comenzaron a dominar el balón, y, a hacer gala de su superioridad técnica y táctica. La entrada de Angelo en el descanso y la de Lucas dieron mayor consistencia al juego de creación leonés que se acercó con más peligro al área de los logroñeses. Así, corregidos los problemas de las bandas (por las que el Logroñés se gustó en la primera parte) la Ponferradina ganó enteros e Irurzun en primera instancia y Teo, en el rechace, pudieron senetenciar el partido a falta de un cuarto de hora, pero Stef y la zaga de Setien respondieron. El técnico cántabro trató de ganar pegada y frescura en ataque con la incporporación de Candelas y Tomi, pero ni por esas. Los leoneses tocaban y tocaban el balón. Sin apuros y el Logroñés sólo conseguía llevar peligro al área de Cabrero en balones colgados. Y cuando el Logroñés parecía que tenía todo perdido llegaron sus mejores momentos. Con Candelas el equipo ganó pegada y, en los últimos diez minutos, puso contra las cuerdas a los de Ponferrada. Tanto que el propio Candelas hizo el empate a falta de seis minutos para el final en el saque de un córner para, iniciar un asedio al área visitante que rozó el premio gordo. Tomi, sobre la bocina, no llegó a rematar un balón en el interior del área pequeña y de nuevo Candelas, desde fuera del área estrelló el balón en el poste. No dio tiempo a más y el Logroñés se llevó un merecido punto.