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| Entrevista | Isaac Carlos Viciosa Plaza |

«Hoy nuestra mayor empresa son sin duda nuestros hijos»

El atleta de origen palentino es el hombre que más victorias ha obtenido a lo largo de su historia (cuatro consecutivas) en la Milla de la Quinta Avenida de Nueva York

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Roberto Arias - león
León

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En 1994 se proclamó subcampeón de Europa de 1.500 metros, campeón de España de la misma modalidad, y estableció un nuevo récord nacional en 3.000 metros en pista cubierta. En los Juegos Olímpicos de 1996 acabó sexto en 5.000 metros. Ha ganado cuatro ediciones de la prestigiosa San Silvestre (tres de ellas consecutivas de 2000 a 2002). Isaac Viciosa es uno de los muchos atletas españoles que ha encontrado en la vida cristiana un fuente de sentido para su superación personal. -¿Cómo recuerda los primeros años de su dedicación al deporte? -Con la sensación de no haber podido disfrutar con mis padres y hermanos de todo mi tiempo, porque a las obligaciones como deportista, añadía que estaba a cien kilómetros de distancia, puesto que ellos vivían en la provincia de Palencia y yo estaba en Valladolid. Aunque el deporte me ayudó a conocer nuevos amigos y tener una familia. -¿Influyo para su propia familia? -Desde el principio mi novia aceptó que había que tener unos horarios y actividades muy restringidas. Quizás no era lo que se llevaba, pero tuve la suerte de que ella lo entendió y me lo facilitó. -¿Cómo es su actual familia? -Numerosa, tenemos 6 hijos a los que consideramos nuestros grandes tesoros. Tener 6 hijos no es lo habitual¿ Desde luego que no. Tanto mi mujer como yo teníamos ya desde novios la idea de tener varios niños. Y aunque al principio hubo que adaptarse a que su presencia cambiara particularmente mi forma de vida, porque alteraba lo estricto de mis horarios y mis descansos, lo conseguimos, y hoy pensamos que nuestra misión principal en la vida no es el trabajo o la vida social, sino colaborar a llevarlos hacia delante y aunque eso supone más esfuerzo, también está la satisfacción de saber que son parte de ti. Hoy nuestra mayor empresa son nuestros hijos -¿Es la familia el soporte de la sociedad? -Sin ninguna duda. La familia es el espacio donde el niño va a desarrollarse como persona, va a crecer feliz, y va a formarse en todas sus cualidades, donde va a ser querido y va a poder mantenerse protegido. Nuestro mayor empeño como padres es que nuestros hijos tengan una infancia feliz. Creo que eso se puede encontrar en todas las familias. Cuando amas a otra persona, te casas, y ese amor da su fruto en los hijos, encuentras la felicidad. Aunque alcances grandes triunfos profesionales o sociales, si no te sientes amado, te consideras fracasado. Por tanto resulta sencillo pensar que es dentro de la familia donde encuentras todos los elementos para ser feliz. Y todos buscamos el camino de la felicidad, por lo tanto debemos salvaguardarla y protegerla. Si las personas tuvieran esto claro, algunas ideas que hoy corren en torno a la palabra familia no tendrían lugar. -¿En qué piensa a la hora de la victoria, o de la derrota? -En esa época de Valladolid empecé a correr. Cuando ganas, en un primer momento piensas que lo has conseguido tú porque eres muy bueno... (risas). Pero luego te das cuenta que no, que las cosas se consiguen con mucho trabajo. Y aprendes también a ofrecerlo. Cuando pierdes, piensas que hay que confiar. Hay que entrenar más, esforzarse más. Todo es para bien... Aunque, por supuesto, quieres ganar. -Como atleta internacional lleva una vida agitada, ¿cómo lo hace compatible con su compromiso cristiano? -Cuando llego a un hotel, busco una iglesia cercana para asistir a Misa. En Finlandia me tocó correr una buena distancia... En Moscú tuve más problema porque no logré hacerme entender. Se comprende porque han estado mucho tiempo sin libertad. Yo por mi parte pongo todos los medios para seguir practicando; luego, si es imposible, tranquilo. -¿Y con sus colegas, cómo es el ambiente deportivo? 1397058884 No es fácil. Voy contracorriente. Te miran extrañados y, a veces, en las comidas, te gastan bromas: «Bueno, si tú rezas tanto, ¿por que te importa tanto ganar cuando participas en una carrera...? (risas). Pero es curioso porque al ver que hay coherencia con lo que crees; que procuras servir y cederles lo mejor -por ejemplo en la habitación del hotel- te van respetando. Y te preguntan, se interesan. Igual que Jose María reza por sus enfermos, yo, antes de una carrera, rezo por el resto de mis rivales. «Para que gane el mejor» digo, aunque claro, quiero ganar todas las pruebas en las que participo... (risas). Es elevar la competición.