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MARRO
León

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EL DESARROLLO de la lucha leonesa requiere algo más que su propia inercia. Requiere dotarlo de impulso y éste ha de generarse en el debate a fondo de toda su problemática. Luego asumiendo ésta y partiendo de una verdadera autocrítica, sin ocultaciones, dobleces ni restricción alguna. Con mente abierta, versus sin reservas mentales. Autocrítica pública, abierta, participativa y plural. Puesta en común para, tras ello, puesta en acción. Definitivamente poner en valor. Pero antes, reiteramos, autocrítica. Reconocimiento de fallos, de todo aquello que salta a la vista que objetivamente no está luciendo bien. La autocrítica ha de ser el auténtico punto de partida y a todos los niveles. Sin reconocimiento previo y expreso de errores, cualquier debate nacería viciado. Y tras la autocrítica, entonces ya sí, el debatir abiertamente y sin fijaciones mentales; que sabido es que «de la discusión sale la luz». Pluralidad de opiniones a debatir; no al «pensamiento único» y oficialista. Lástima del cerrilismo cazurro que «desprecia cuanto ignora». Esperemos que, de cara a la temporada de verano, no se ignore y se reconozca -autocrítica-, por ejemplo, algo tan elemental y simple como que tanto el reloj electrónico como la megafonía de los corros son -cuando menos- manifiestamente mejorables. La incorporación de la lucha femenina a los corros Senior (largamente reclamado desde esta columna), por qué no complementarlo con la lucha de Base masculina también: tan precisada de una «motivación senior» -extra motivación- superadora de sus desangeladas competiciones propias. Asumiendo errores y dejaciones. Más autocrítica y menos autocomplacencia. Reconocer los problemas sin reparos, tomar conciencia de ellos. Claro que mal casa la autocrítica con el aluche folklórico; para el folklorismo aluchero vale todo, no hace falta cambiar nada, mejor dejarlo así. De ahí que sea lo más cómodo agarrarse al folklórico aluche como punto de partida... y llegada. ¿Para qué innovar y complicarse, si uno va a gusto en la burra? En la burra folklórica y aluchera. Y que propicia una mentalidad folklórico-aluchera, mentalidad del aluche de la boina, que impulsa a... dejarlo todo como está. «Si siempre se ha hecho así...». Columna de opinión ésta y en la que, como tal, todo es opinable, enjuiciable y criticable. Eso sí, desde la argumentación lo más fundamentada posible. Opiniones tan subjetivas («si fuera objeto sería objetivo, como soy sujeto he de ser subjetivo») como independientes. Irrenunciable espíritu crítico. Cuando deploramos y arremetemos contra la mentalidad del aluche de la boina, lo hacemos tratando de probar que desde dicha mentalidad no se contempla -y por resumir- la modernización y dignificación de la lucha leonesa y de los propios luchadores; modernizar y dignificar no entra en sus «coordenadas alucheras» y si la rutina -cutre y chapucera- del más de lo mismo. Como hemos señalado que lo primero de todo la autocrítica, pues que éste autoexaminarnos nos afecta a todos individualmente. Autocrítica no sólo colectiva sino individual e íntima; mirándonos hacia los adentros de cada cual. Empezando por uno mismo, ejercicio de humildad y responsabilidad. Tras ello la puesta en común autocriticadora. La autocrítica, pues, como imprescindible punto de partida. ¿Ni un lazo verde...? Ante el Campeón de Campeones ni un simple lazo verde, ni tan siquiera ese testimonial símbolo ante el avasallamiento que representa para las más caracterizadas zonas luchísticas el proyecto de Línea de Alta Tensión Lada-Velilla? Reproducimos lo que escribíamos ante el Montaña/Ribera, precisamente en la «encrucijada» estratégica a estos efectos de la Comarca de Boñar, localidad donde se iba a disputar aquella competición. «Que institucionalmente la lucha leonesa no se posiciona en el Ribera/Montaña por los condicionamientos políticos que coartan al órgano federativo? Pues a ver si a título individual lo hacen en el Campeón de Campeones quienes, desde esa su condición de campeones, cabe esperar una sensibilidad leonesa a tono con su contrastada calidad luchística. Lucha y leonesa. Luchar inspirados e impulsados por la denominación de origen de nuestra lucha leonesa y que le imprime carácter. Carácter leonés». Si no una pancarta comprometida e implicadota, al menos el testimonial y simbólico lazo verde. En este caso, mucho más leonesamente testimonial que un desfile de pendones (evento éste de cuyo desafecto no es sospechoso el columnista firmante: hasta le emociona un pendón leonés al viento). ¿Ni un lazo verde? Ya que no el pancartero texto reivindicativo y beligerante -qué menos-, el gesto solidario mínimo. Responsables de Clubs de tan caracterizadas Comarcas invadidas: Jesús Oblanca desde su demarcación Bernesga; Lupi desde Torío/Porma; Pedro Llamas desde Curueño/Porma; Héctor de Castro desde Esla/Cea... Más la leonesidad a toda prueba de un Clemente Fuertes, la probada sensibilidad para tantas causas sentimentales y/o testimoniales de Héctor García, Javier Oblanca, etc. Los campeonísimos -campeón de campeones- ¿no deberían ejercer también de supercampeones ante la afrenta, atentado y ultraje precisamente sobre sus comarcas más caracterizadamente luchísticas? Lucha leonesa, lucha por León.

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