Diario de León

Fútbol | Segunda División B

La expulsión de los violentos debe aprobarse en asamblea

Los socios de la Ponferradina tendrán que dar el visto bueno a la propuesta de la Federación de Peñas para erradicar de El Toralín tanto a los seguidores detenidos como a sus secuaces

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Ramón Díez - ponferrada
Ponferrada

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Expulsar a los indeseables del estadio blanquiazul no es tan sencillo como pudiera parecer. Al menos así lo entienden los responsables de la Sociedad Deportiva Ponferradina, después de haber escuchado las propuestas de la Federación de Peñas en la reunión que ambas partes mantuvieron el martes. Desde el club se respalda la voluntad de los peñistas para echar a los violentos, pero esgrimen que primero es necesario proceder a su identificación. En el caso de los gamberros que han sido detenidos por las fuerzas policiales o denunciados por ellas ante el comité Antiviolencia, las cosas son más sencillas. En el resto de los casos es más complicado dar con el grupo de vándalos, o al menos eso es lo que expone la Ponferradina. Lo más sensato parece trabajar en coordinación con la policía que sigue adelante en la investigación inciada para desmantelar al grupo de seguidores radicales que todos pretenden erradicar del estadio. Una vez que los agentes tengan nombres y apellidos, el club puede contrastar si se trata de miembros de su masa social. En el caso de que sea así, se hace necesario convocar una asamblea extraordinaria de socios para solicitar el visto de bueno de los mismos antes de dar de baja a esta pandilla de delincuentes. En el caso de que no sean socios, ya será más difícil impedirles el acceso al estadio. Pendientes de sentencia Puede servir de ayuda que Antiviolencia se pronuncia cuanto antes sobre los hechos acaecidos el pasado mes de mayo, cuando varios miembros de este grupo radical fueron denunciados después de enfrentarse con aficionados del Real Murcia, que llegaron a Ponferrada dispuestos a celebrar el ascenso. En el momento en que se produzca el fallo correspondiente, estos «elementos» serán privados de acceder a cualquier recinto deportivo durante un largo tiempo. Está claro que echar a esta gentuza del campo es tarea de todos, incluso de los propios aficionados blanquiazules que pueden pronunciarse en las gradas para hacer que este grupo abandone sus localidades en el fondo sur. Seguramente no debería hace falta siquiera, puesto que ellos mismos deberían optar por disolverse para evitar males mayores. Así ocurrió con los ultras del Deportivo «Riazor Blues» que optaron por decir basta tras morir un aficionado. ¿Habrá que llegar a eso aquí?

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