Carolina Rodríguez deja la alta competición tras 14 años

Después de 14 años, seis de ellos en la élite, Carolina Rodríguez dice adiós a la alta competición. Con 21 años la gimnasta leonesa considera que le ha llegado el momento para dedicarse a otras facetas de la vida «entre ellas los estudios y empezar a labrarme un futuro aparte del deportivo». Carolina, que dice deberle mucho a la entrenadora Ruth Fernández y al Club Ritmo, recalca que su decisión, «meditada durante mucho tiempo» no supondrá cortar de raíz toda su relación con un deporte «que me ha dado todo y al que yo he dado todo lo que podía». Para Carolina, «ahora mis preferencias en la vida van a ser otras aunque seguiré apoyando y ayudando a Ruth en lo que pueda. Por ahora voy a dar clase de ballet en el gimnasio y luego ya se verá». La gimnasta leonesa, que iniciaba su aprendizaje en la gimnasia rítmica a los siete años y que desde hace media docena se ha convertido en uno de los referentes nacionales en una disciplina en la que España es una potencia, guarda un excelente recuerdo de toda esta etapa, «los malos momentos que siempre han sido menores que los buenos los he olvidado casi por completo mientras que de los buenos tengo una larga lista, desde mi participación en los Juegos a los títulos y campeonatos que he logrado. También de las personas y compañeras que he conocido. El deporte no sólo es competir sino formarte y creo que en buena medida lo he logrado». La última cita, en Patras La gimnasta leonesa, cuya última presencia en la alta competición data del mes de octubre con el Campeonato del Mundo de Patras y que un mes más tarde dejó de entrenarse, recuerda como uno de sus mejores días el que logró su primer cetro nacional. «Fue algo especial porque yo debutaba en este tipo de competiciones y sin pensármelo me encontré con el triunfo. Para una deportista es algo maravilloso. Pero también tengo sensaciones muy positivas de otros logros que, a pesar de que ahora haya decidido dejar la competición, voy a guardar con mucho cariño», como el que le tienen las niñas la tienen como un espejo en el que mirarse.