LA CULTURAL IMPOSIBLE JOSÉ BARÚS VÍA
«A la Cultural de ahora le falta ilusión» «Nos dieron 50.000 pesetas por ascender» «En el equipo que subió a Primera División todos éramos protagonistas»
El jugador betanceiro recuerda su etapa en León, en el año glorioso del ascenso a Primera División de un equipo que contaba en sus filas con nueve gallegos Aunque la historia de la Cultural y Deportiva Leone
Si la Cultural es un equipo al que se le da mal el fútbol, Barús pertenece a una generación de peloteros a los que les tocó el gordo blanco de ascender a la Primera División. Porque, aunque suene a ficción de Tim Burton, una vez, sí, la Cultu ascendió a algún sitio. Lo de José Barús Vía (Betanzos, 1932) sonaba así: Manolín, Chiqui, Clemen, García, Ponte, Amaro, Nino, Miche, Gallo, Chas, Vallejo y Barús. Lo escribe de memoria y en una nota a bolígrafo este gallego. A lo que añade: «Partido jugado en Riazor, ganando 2-4 al Deportivo Juvenil, en la temporada 1954-55». La nota a mano la escribe en una cafetería de los populares soportales de la plaza García Hermanos, en la bella Betanzos. Este era el colofón de aquel maravilloso año del ascenso, que Barús recuerda con orgullo y modestia. «Yo estaba cedido por el Celta, porque tenía que hacer la mili en León y no jugué casi, pero pertenecer a ese equipo para mi fue una experiencia única. Estábamos muy unidos y a todos nos tenían en cuenta», afirma. Se retiró pronto, a los 24 años, se casó y se puso a trabajar en una fábrica familiar de rosquillas que aún regenta y que es toda una referencia en la ciudad brigantina. Desde allí, todos los lunes, abre el periódico por la página de Deportes y busca a su Cultu para saber el último resultado del equipo leonés. Es el rito secreto con el que renueva su pasado blanco. Y, durante la entrevista, revisando fotos de la Cultural de aquellos tiempos, se busca y rebusca hasta que encuentra una y suspira aliviado: «Aquí estoy: Barús». - Al primer toque: ¿qué recuerda de aquellos meses en León? - Hombre, el partido que jugamos en A Coruña y que fui titular. Ponte estaba lesionado, que era todo un referente. Yo jugué de extremo derecho y le metimos cuatro al Deportivo Juvenil, que era como el filial del Dépor. Luego llegó todo lo del ascenso. Y Galarraga era el entrenador. - ¿Se celebró por todo lo alto? ¿Con autobús descubierto, como ahora se ha puesto de moda? - ¡Qué va¿! Aunque fue toda una fiesta. Sí recorrimos León en coches y la gente nos felicitaba. Creo que fueron más de dos días de celebraciones¿ Yo era muy joven, puede que el más pequeño de todos. Era un grupo muy unido y se divertían todos¿ Además, había otros ocho gallegos en el equipo: Barbeito, Chas, Garcia, que luego jugó en el Dépor, Serapio, Moncho, Ricardo, Ponte, que fue internacional, y Manolín, el portero, que jugó en el Celta y en el Sevilla. - Y Antonio Amilivia, que no era gallego pero sí el presidente¿ - Amilivia era un gran señor, un gran presidente. Aunque suene a dicho, era un padre para todos. Un fenómeno. - La prima por subir sería millonaria, ¿no? - (Risas) Creo que nos dieron 50.000 pesetas. Pero aquello se vivió mucho. Fue una semana de fiesta. De un sitio para otro. Íbamos a los pueblos y todo. Había fiestas en las sociedades de León. Y, por nuestra cuenta, alguna juerga había que correr... Con la camaradería que había se podía ir con cualquiera del equipo. Nosotros subimos a Primera por la camaradería que existía entre todos. Era como si fuésemos hermanos. Me acuerdo de Miche, del que me hice muy amigo. Tenía un bar en el Barrio Húmedo. - Y usted, ¿cómo no siguió? ¿Por qué decidió volver a Betanzos? - Eran otros tiempos. Si nos toca vivir esa experiencia ahora, que hay dinero a mansalva, otra cosa hubiera sido. - ¿Cómo era aquella Cultural de los años cincuenta? - La junta directiva realizaba una labor muy importante. Era muy competente. El fallo del año en Primera fue que no hubo refuerzos y la plantilla se quedó corta. Pero lo bueno era que todos éramos protagonistas. Los veteranos y los jóvenes. Ese fue el éxito. - Vamos a ver: raje del entrenador, que eso ahora se lleva mucho. - Galarraga era un gran entrenador. Hablaba con todos los jugadores, con los que jugaban y con los que se quedaban fuera. Los consejos son muy importantes y él los daba. Los que no éramos titulares, siempre teníamos algunas palabras suyas para explicarnos por qué nos quedábamos en el banquillo. - ¿Qué recuerdos guarda de León? - Vivía donde el Hotel Continental, que estaba en Padre Isla. Con Manolín y Nino. Debajo de casa estaba El Bahía y ahí pasamos buenos ratos. León, en aquella época, era una ciudad muy popular y con mucho ambiente. Venía gente de todos los pueblos. Y de Asturias, Ponferrada¿ Guardo un gran recuerdo de Miche, que era una gran persona y a mi me ayudó mucho. Ya te digo que yo era muy joven. - ¿Y de la actual Cultural? - Cada lunes miro el resultado. A ver si ha ganado. Mis amigos de aquí bromean siempre con eso. Me dicen: «¿Qué: cómo quedó tu equipo¿?». Aquí discuto mucho de la Cultu con toda la macanada. Me toman el pelo. Pero siempre pongo de ejemplo aquel equipo que subió a Primera. Desde hace cincuenta años sigo a la Cultu. Es una pena. Siempre está ahí, pero se queda. Hombre, también soy socio del Dépor y voy al campo a tribuna. - ¿Se atreve a dar un consejo para salir del pozo de la Segunda B? - Al fútbol se juega con ilusión. Con lucha y con ilusión. Me parece que a la Cultural de ahora le falta ilusión. - Y muchos goles¿ ¿Quién los metía en su época? - Se los repartían Chas, Vallejo y Gallo. - ¿Era tan bueno Chas? - Remataba muy bien de cabeza. Era un fenómeno. Pero la Cultural subió por armonía, sin jugadores de renombre.