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Es necesario un cambio radical en la gestión de los recursos

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León

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Cada vez son más los colectivos, implicados de una u otra forma en la pesca, que desean un cambio radical en la gestión de unos recursos que a todos afectan. Desde las sociedades de pescadores, a los establecimientos hosteleros u otras fuerzas sociales vinculadas bien a los pescadores o bien al empresariado, están pidiendo un giro de 180 grados en la forma de mantener y gestionar los recursos pesqueros. Bien es verdad que cada uno arrima el ascua a su sardina y que, el inusitado interés que ahora suscita en el empresariado, ha hecho saltar la alerta en el colectivo de pescadores. En todo caso la Administración se resiste a ceder total o parcialmente la gestión de los ríos en materia de pesca. Pero es como el perro del hortelano que «ni come ni deja comer al amo». El abandono del río es notorio. Aguas contaminadas, vertidos en las márgenes, extracciones de áridos, ocupación del lecho de inundación... Sin contar el gran negocio de las escolleras plantadas en la lámina del agua y que se verán desbordadas en la primera crecida. El cuerpo de agentes forestales que tiene encomendada la vigilancia del río es insuficiente y, en verano, recibe instrucciones concretas para que atienda a otros servicios como los incendios forestales que generan mayor alarma social. No existe una guardería específica del río y muchas veces, por desgracia, se justifica la vigilancia denunciando pequeñas infracciones que conllevan importantes sanciones pero que tan solo pagan algunos incautos. Los auténticos delitos ecológicos se elevan a la superioridad, es decir: se deja que el expediente coja polvo en lo alto del armario. La última decisión administrativa, que sería la gota que colma el vaso de no ser por que el colectivo está anestesiado, ha sido el abrir la temporada después de la Semana Santa. Ni siquiera en los cotos intensivos, cuyas truchas proceden de repoblaciones periódicas y no de las frezas, se abrirá la temporada. A diferencia de provincias como Avila, Salamanca, Segovia o Valladolid, que abrirán el 16 de marzo, León lo hará el seis de abril. Perderá así la posibilidad de que, en esas vacaciones, acudan pescadores a la provincia e, incluso, bastantes aficionados de León deban desplazarse a las comunidades vecinas. Abrir la gestión de la pesca a todos los colectivos implicados, y no a través de los ineficaces Consejos de Pesca inhabilitados para la toma de decisiones, será el gran reto que, mas pronto que tarde, deba afrontar la Administración de Castilla y León.