Cotos y tramos sin muerte colocan aLeón líder de España ensalmónidos
Pese al declive, hoy por hoy aún es posible divertirse con la caña en los ríos de la provincia
El potencial para la pesca deportiva en la provincia de León, que le dan sus tres mil kilómetros de ríos y arroyos trucheros, no tiene parangón en ninguna provincia española y se encuentra muy por encima del resto de las provincias de la comunidad autónoma. A pesar del indudable declive que viene sufriendo la riqueza truchera desde hace un par de décadas, puede decirse que hoy por hoy todavía es posible divertirse con la caña en las masas de agua que, en forma de ríos, arroyos o embalses, se encuentran dispersas por toda la geografía provincial. El pescador local, mayoritariamente, busca en el ríom además de pasar un buen rato, poder llevarse a casa unas sabrosas truchas para degustar en la cena. A los pescadores que nos visitan en un importante número cada año les mueven mas los intereses deportivos o el poder «posar» a la orilla del río, con una trucha trofeo que quedará inmortalizada en la fotografía antes de ser devuelta a las aguas. Y no es que desprecien degustar unas truchas fritas con jamón o una suculenta sopa de trucha, simplemente están de vacaciones. Poder facilitar la pesca a este colectivo, con ciertas garantías de éxito, es imprescindible si se quiere que vuelvan. El potencial truchero de León es sin duda uno de los atractivos turísticos capaces de generar riqueza en una provincia en la que el sector viene creciendo cada año a diferencia de otras actividades en claro declive. Es por ello que los pescadores locales han de resignarse a que cada año se les apliquen nuevas restricciones en beneficio de la pesca puramente deportiva. Poder compaginar los intereses de unos y otros no debiera resultar difícil habida cuenta de que, bien administrados, los recursos son enormes. Se trataría de conseguir que el pescador que se acerque a León no lo haga de paso, sino pernoctando varias jornadas si ello es posible. El problema estriba en que no siempre estas visitas se planifican con la suficiente antelación y que, el sistema para conseguir cotos de pesca, ha quedado decididamente obsoleto por su burocracia y requiere ya un cambio que lo agilice y le de operatividad. Cotos y tramos sin muerte Existen en León 38 acotados entre los que se incluyen los de régimen tradicional, bien sea con muerte o sin muerte, y los tres intensivos de Marne, La Bañeza y Ponferrada. Para conseguir alguno de estos acotados es preciso participar en un sorteo previa solicitud con varios meses de antelación. Luego hay que seleccionar la fecha y el coto en función de la suerte que se haya tenido en el mencionado sorteo. En el momento de efectuar la petición se ignora en qué situación vendrá el río en las fechas elegidas, lo que puede deparar perder el permiso si, por ejemplo, baja una riada. Si las previsiones se tuercen y no es posible venir en esa fecha, las posibilidades de cambio son casi imposibles, con lo que se perderá el permiso. El precio del mismo, unos 10 ¿, es tal vez lo menos importante, sí lo es el hecho de que se pierda una de las escasas posibilidades de disfrutar de un buen coto. El sistema de recorridos de pesca, iniciado hace tres temporadas, parece que está dando buenos resultados. Se trata de ofertar un número de tres o cuatro acotados para fechas consecutivas en la misma zona, El pescador puede alojarse en un establecimiento turístico sabiendo que, en un pequeño radio de diez o quince kilómetros, dispone de los cotos de pesca. Otra forma de facilitar los lugares de pesca son los tramos libres sin muerte. Hasta veinte tramos se reparten por todos los ríos trucheros de una cierta entidad, alternando los cauces de montaña con otros de ribera. Bernesga, Omaña, Torrestío, Tuerto, Yuso, Oza, Duerna, Porma, embalse del Porma, Luna, Valdesamario, Torío, Cúa, Valcarce, Esla, Eria, Boeza y Burbia disponen de tramos libres sin muerte en uno o dos puntos de su curso. Además de facilitar lugares de pesca a los aficionados a la pesca «sin muerte», se pretende garantizar el mantenimiento de las poblaciones trucheras, ya que al menos en teoría, las truchas se sueltan. Pero la realidad es tozuda y esto no siempre, o casi nunca, es así. Lo cierto es que en estos lugares, o al menos en alguno de ellos, los furtivos campean a sus anchas. ¿Cómo podría entenderse si no el por qué en alguno de estos tramos no sale una trucha de tamaño medio? ¿Quién que visite, por ejemplo, el tramo del Esla por encima de Mansilla, por cierto uno de los mas largos y mejores, no ha visto a ciertos furtivos, siempre los mismos, llevándose las truchas?. Y no es que la guardería no funcione aquí, pero las denuncias se amontonan ante la supuesta insolvencia de los denunciados.