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Una genialidad de Ibagaza deja al Madrid fuera de cuartos de final (0-1)

El Mallorca provoca que el equipo blanco aumente a quince años su mal fario copero Fabio Capello, sospechoso de fraude fiscal en Italia

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Roberto Morales - madrid
León

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Las paradas de Miguel Ángel Moyá y una genialidad del Caño Ibagaza fulminaron al mejor Real Madrid de la temporada, que brilló en su juego pero echó de menos su pegada letal para aumentar a quince años su mal fario copero. El Real Madrid suspendió, una temporada más, su asignatura pendiente, la Copa del Rey. El equipo de Bernd Schuster fue víctima de su propia medicina. Se topó con un portero que emuló los milagros de Iker Casillas y perdonó un arsenal de ocasiones para dejar de soñar con el triplete a las primeras de cambio. Y eso que el conjunto madridista firmó uno de sus mejores partidos de la temporada, pero se topó con Gregorio Manzano, un técnico que tiene tomado el pulso a la competición del ko. Soportó el vendaval de fútbol blanco de la primera mitad. No se descompuso pese a mostrar un Real Mallorca desconocido, miedoso, que apenas cruzó el medio campo. Y mató en el momento clave del duelo. Con la velocidad que impuso Guti, un Real Madrid con suplentes con hambre, devoró al Real Mallorca. Acostumbrados en el Bernabéu a los milagros de Iker Casillas y la pegada letal de Raúl y Van Nistelrooy, los aficionados no creían lo que veían. Dudek era un espectador más y Moyá tuvo que salvar hasta seis claras ocasiones y cuatro disparos lejanos. Una primera mitad aplastante sin premio. Al desacierto de Saviola se sumó el de Higuaín. El Real Madrid se encomendó a Van Nistelrooy primero, que prolongó el carrusel de fallos con un remate plácido en el área chica a las manos de Moyá, y posteriormente a Robinho, que revolucionó el duelo por minutos pero acabó desesperado. Quien tanto perdona al final lo paga. Un grave error de Cannavaro lo aprovechó Ibagaza, que con una genialidad se la picó a Dudek para matar la eliminatoria.