Descastes incontrolados
El cultivo de maíz ha traído una segunda consecuencia sobre la fauna: la proliferación exagerada de zorros. De unas densidades de dos o tres parejas por cada mil hectáreas, se ha pasado a poblaciones hasta diez veces superiores. La necesidad de controlar a los cánidos, astutos depredadores, ha obligado a los acotados a solicitar, y a la sección de Vida Silvestre a conceder, batidas. El momento más adecuado para eliminar el exceso de zorros es el mes de marzo, cuando se van cosechando las manchas de maíz y el animal se refugia en las que van quedando, en las que los perros pueden trabajar por su menor superficie. El pasado año, no es ningún secreto, se concedieron múltiples autorizaciones para cazar el zorro, pero en muchas ocasiones, además de zorros, se abatían jabalíes. Incluso bastaba, y así lo denunciamos en su momento, que se avistasen los cochinos desde la cosechadora, para avisar a los cazadores locales que realizaron auténticas masacres, especialmente de hembras con sus «rayones». Estos hechos, por razones evidentes, no preocupaban ni al resto de los cazadores ni a los responsables del coto. Era la forma más directa de eliminar el riesgo de accidentes, además de otros daños colaterales sobre la fauna y los cultivos. Pero todo tiene sus consecuencias. C uando desaparecen las manchas de maíz el jabalí vuelve a su hábitat tradicional, el monte. El pasado año un alto porcentaje, precisamente las hembras y las crías, nunca volvieron y ahora es cuando se nota su falta. La enorme capacidad reproductiva del cerdo salvaje no lo coloca, ni mucho menos, en peligro de extinción, pero sí es evidente que, al menos esta temporada, las poblaciones de jabalí han sufrido un considerable descenso. Parece ser que para este año los permisos para los descastes se venden más caros, es decir, no se concederán con tanta generosidad. La culpa la tendrán los topillos, pues el zorro es un mas que notable depredador que siente predilección por este roedor. De hecho la abundancia de topillos coincide con el aumento en las poblaciones de cánidos. Todo está muy bien mientras exista equilibrio ecológico pero ¿Qué ocurrirá cuando se reduzcan los topillos?