Diario de León

LUCHA LEONESA Y ALGO MÁS

Espíritu crítico y autocrítica (y II)

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MARRO
León

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AÑO olímpico, año electoral-federativo. Situación propicia para federativamente inhibirse, no complicarse y dejar pasar lo conflictivo como si no existiera. Ya decía D. Antonio Maura: gobernar no es ver pasar el tiempo y dejar caer las hojas del calendario. Los problemas no se arreglan solos; al aparcarlos lo más que se consigue es que se olviden momentáneamente, se pudran o estallen a los dos meses. Y si encima, como sucede en la Lucha leonesa, la crítica es complaciente y la autocrítica inexistente o autocomplaciente... Para eso, siguiendo con la traslación a la lucha leonesa, no hacen falta elecciones federativas ni renovaciones presidenciales. Mariano José de Larra: «Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas». Luego dejarse de negar lo evidente, reconocer lo que está pasando (y dejando pasar) y tratar de aplicarle solución. Pero con carácter integral. Yendo al fondo de los problemas, contemplándonos en su integridad y abordándolos en su integralidad. Integridad e integralidad fáciles de transparentar desde el espíritu crítico luchístico, pero imposibles desde la mentalidad del aluche (¿no deberían decir «aluchédromo» en lugar del dichoso luchódromo?), o del luche o los luches o la luche o los aluches; eso sí, ya se sabe, guapo luche como estrambote. En fin, Laiser faire, laiser passer... Ni autocrítica para reconocer los males y los errores, ni espíritu crítico para afrontarlos. «Si no llegas a conocer tus males, mal puedes llegar a curarte». Lo primero para solucionar los problemas, es reconocer y admitir que existen; y con toda su virulencia. Pues en la lucha leonesa. Ni autocrítica ni crítica. Espíritu crítico, por ejemplo, de ese remedo de Colegio de Árbitros que señalaba un lector la semana pasada («a cualquier cosa llaman un colegio de árbitros o un colegiado o un juez-árbitro» textualmente J.M.M.). Desde la apostura y compostura hasta todo lo demás ¿Soluciones...? Que uds. demandarán con toda lógica, en base al «una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo? Pues... lo de tantas veces repetido: borrón y cuenta nueva, partir de cero y un Colegio de Árbitros en serio. Y ya que estamos de citas, que «el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas» (A. Machado). Espíritu cítico el que se manifiesta a través de la crítica opinión de R. Juárez desde Gijón: «Habría que seguir insistiendo con la despenalización de la suelta, tantas veces provocada para cambiar de mano a cambio de medio punto. Lo más aconsejable es que el combate siga y que el primero que bese el suelo, de espaldas o no, pierda. Además, en la siguiente agarrada, el que se suelta se queda sin el derecho a elegir mano». Como curiosidad ilustrativa, R. Juárez nos aporta fotocopia de algunas páginas de «El Libro de Barbuzano», memorias del campeonísimo luchador canario que recopila Manuel Mora Morales. En su pág. 243 se puede leer: «(...) La ropa creo que ha mejorado desde que yo luchaba. La manga del pantalón es más larga y se puede agarrar mejor. Me acuerdo hasta de luchar con cintos, cuando chico, y de los pantalones que me hacía mi madre de sacos de azúcar. Todo eso se ha ido superando...». Lo anterior nos sirve de pretexto para incidir, aún a riesgo de resultar Pesados con nuestras cuestiones reincidentes en relación, con el cinto/cincho actual de nuestra Lucha y que posibilita, tras el apriete casi a discreción, «un cinchamiento para ambos cinchaos». El espíritu crítico del catedrático y exluchador Ángel Alonso de Reyero, superligero al que las lesiones forzaron a retirarse como a tantos otros en sus mismas circunstancias, le han llevado a denucniar este «cinchar» a los luchadores de poca cintura. Con la secuela de lesiones sobrevenidas y la merma del espectáculo luchístico, de la espectacularidad competitiva y el equilibrio competitivo. Espíritu crítico para reconocer que hay cuestiones cuyo abordaje resulta inaplazable; que ahora es el momento de abordarlo y que dejarlo para más adelante, para los meses próximos al comienzo de la temporada de verano, es una forma de engañarse. De esconder la cabeza debajo del ala, de mirar para otro lado y, en definitiva, de escurrir el bulto. O se prepara ahora con tiempo, o no se hace: dignificación de la imagen de los corros en cuanto a habitáculo para sala de calentamiento y masaje, de atención médica y enfermería, de pesaje e inscripción, duchas y lavabos; así como tribuna y mesa del jurado, banderas y ornamentos, urinarios públicos portátiles, etcétera, etcétera. Más urgente aún es solucionar el problema latente de los Clubes, obviamente antes de que comience la liga por Equipos. Cambiar totalmente el enfoque y los fundamentos de ésta: nada que se parezca a lo anterior que acaba descafeinada, light y carente de todo interés para el aficionado seguidor; talmente como para cubrir el expediente y rusticarse. Una liga por equipos así, no tiene el menor objeto y sería engañarnos a nosotros mismos. Mejor guardar todas las energías y los dineros para canalizar y estudiar -¡vía Canarias!- y planificar desde otros parámetros absolutamente distintos. Con otra filosofía de equipos y de competición inter-equipos. Y con unos clubs comprometidos e implicados al máxi... aparte de correctamente avenidos. Esta actitud comprometida e implicadora resulta indispensable.

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