El Real Madrid deja los deberes para el Bernabéu

El Madrid fue mejor que el Roma en el Olímpico, se adelantó por otra pillería de Raúl, pero vio como le remontaban y se complicó la eliminatoria porque se distrajo y no tuvo a Totti, que apenas entró en juego pero estuvo magistral. Se permitieron el lujo los blancos de dejar un par de veces controlar y girarse a la veterana estrella italiana y lo pagaron con dos goles. Son desajustes que pasan desapercibidos en partidos intrascendentes pero resultan imperdonables en duelos de gigantes porque, a estas alturas, la Champions no perdona. Como en Valencia, en Sevilla o en este mismo escenario ante el Lazio, Schuster ubicó en el centro a Gago, Diarra y Guti y prescindió de Baptista, ya que Sneijder está lesionado. Una decisión de tendencia conservadora pero con el acierto de escorar ligeramente a la izquierda al malí para que el argentino, cada vez más futbolista, fuera el encargado de sacar el balón. El canterano quedaba más libre, encargado de la transición con los delanteros. Se trataba justo de no perder el equilibrio, de ayudar en la vigilancia a un Totti que incluso en declive dejó patente que siempre es una amenaza por su exquisita técnica y visión, pero de jugar bien. A toda mecha Los dos equipos salieron a toda mecha y desde el primer minuto se comprobó que el espectáculo estaba asegurado en el Olímpico. Dibujaron un choque de ida y vuelta, por momentos roto, en el que ambos daban la sensación de atacar mejor que defender. Había un combate, el del recuperado Robben contra el veterano Panucci (34 años le contemplan), en el que los blancos eran muy superiores. Hasta que se agotó, Robben encontró una autopista y por ahí fabricó el Madrid su primer gol. Se internó, pasó hacia atrás y el disparo en semifallo de Guti lo convirtió Raúl, el más listo de la clase, en un pase magnífico. A primera vista pareció un rebote pero de eso nada, el '7' la tocó lo justo para sorprender a Doni. Se reivindicó y firmó su gol 60 en la 'Champions', casi nada. Ese gol a los ocho minutos hizo pupa a los romanos, por momentos a merced de un Madrid que pudo sentenciar. Un centró magnífico desde la derecha de Robben y un cabezazo franco desperdiciado esta vez por el capitán fue el punto de inflexión. Punto de inflexión Con Gago en plan jefe, el partido pintaba de maravilla para el Madrid pero se cambió en la única acción de t odo el primer tiempo en la que se olvidaron de Totti. No le encimaron, abrió a Mancini y desde ahí llegó el afortunado gol del chileno Pizarro, quien se encontró con un rechace y batió a Iker -con guantes de cuatro dedos- porque Gago desvió el balón. Vuelta a empezar, pero oportunidad perdida de noquear a los transalpinos. En la reanudación, la Roma dio un pasito para atrás, esperó al Madrid, renunció a disputar un partido largo y de ritmo enloquecido, y esperó su ocasión. Se hizo italiano, vaya. Ocurrió que el dominio de los de Schuster no se traducía en casi nada y que Totti sacó petróleo de la única distracción de Heinze, quizá cansado por su prolongada inactividad. El italiano le robó la cartera, vio el desmarque de Mancini y el brasileño no se asustó ante Casillas. Quedaba todavía un mundo pero el Real Madrid, como en sus recientes visitas a Almería y Ruiz de Lopera, no tuvo capacidad de reacción. Deberá remontar en el Bernabéu.