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Publicado por
MARTIN
León

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CU ANDO, finalizado el partido Ademar-Kiel, me dirigía a la Sala de Prensa del Palacio, para escuchar las opiniones de jugadores y entrenadores, me encontré con un buen amigo, conocedor a fondo del Balonmano, y parándome un momento me dijo, mientras se restregaba los ojos como para ahuyentar un sueño: «Amigo, si no lo veo no lo creo»¿ Estaba realmente impresionado, como lo estaba yo; por eso rápidamente le apostilló: Toma, como yo. Y es que la victoria de Ademar, sobre el Kiel, fue impresionante. El Kiel es el actual campeón de Europa, y consecuentemente del mundo. Por añadidura, Ademar afrontaba el partido con bajas importantes, tales las de Garralda y Laluska, que dejaban al equipo sin un lateral derecho específico, ausencias que Jordi Ribera se ingenió para adaptar al puesto a un extremo como lo es Costa. Ítem más, a las bajas señaladas había que añadir la de Jakobssen que obligaba a realizar un gran esfuerzo a Dani Sarmiento para dirigir al equipo. Por añadidura varios jugadores, casi todos, acusaban secuelas de los muchos partidos jugados, prácticamente cada tres días, con pequeñas lesiones, como Tonci Valcic, amén de el lastre de los golpes recibidos, secuencia lógica de un deporte de contacto. Luego Aguinagalde, el pívot internacional ademarista, se veía hipotecado en sus labores defensivas al recibir tempranamente dos exclusiones. A todo se sobrepuso Ademar para gestar un partido memorable, venciendo por 28 goles a 24 a los campeones del Kiel. Todos jugaron muy bien, todos dieron el máximo, pero justo es poner un peldaño más alto a Saric, con un porcentaje de paradas increíble, al que contribuyeron defendiendo, sus compañeros: luego a Martín Stranovsky, máximo goleador con diez tantos, alguno de bellísima factura, también a Dani Sarmiento cuyo buen hacer y mejor dirigir merecieron que el entrenador germano ordenara hacerle una mixta para obstaculizarle. Y Krivochlykov y Aguinagalde y todos, porque todos lucharon hasta la extenuación. Capítulo aparte merece el entrenador Jordi Ribera que supo paliar las importantes ausencias con jugadores ocupando lugares que no son los suyos, utilizando en ocasiones a dos pivotes sobre la cancha, amén de otras variantes defensivas y ofensivas acreditativas del gran técnico que es. Curioso es ver cómo el equipo, bajo su acertada batuta, ha cambiado su hacer sobre la cancha, derivando en técnica y excelente movimiento de balón, lo que co Cadenas estaba basado en la velocidad y grandes cifras en el marcador para cimentar las victorias.