El Begar se encomienda a la gesta para mantener el sello de la ACB El Leonés, campeón de Conferencia

Mientras hay vida existe la esperanza y esa parece ser la premisa que intenta aplicar el Begar en su transitar por las últimas 11 estaciones de la presente temporada. Nadie se resigna a tirar la toalla. Ni el técnico Gustavo Aranzana que ayer aseguraba que lo de pensar en LEB está descartado. «No hay que pensar en que estamos descendidos hasta que no tengamos los dos pies en LEB», señalaba el técnico que apelaba a la fe para seguir «creyendo en la salvación, hay que creer y creer en los milagros». La situación es complicada aunque no imposible. Restan 11 encuentros y las cifras sitúan en seis o quizás siete los triunfos necesarios para llegar a la ansiada barrera de los 12 con los que se mantendría el sello ACB. La primera prueba de fuego y quizás la más trascendente si se puede calificar así, es la que representará el Alta Gestión Fuenlabrada. Ganar es obligado. Perder sería hundirse un poco más y quizás empezar a hacer las maletas rumbo a la LEB. Pero esa palabra es hoy por hoy prohibida para un equipo que inició la temporada sabedor de sus carencias y de que tendría que luchar hasta el final contra viento y marea para salvar la categoría que además sufrió contratiempos como la lesión de Danny Strong, el bajo rendimiento de algunos de los jugadores que debieran tirar del carro entre ellos el «cortado» Kevin Thompson y últimamente la lesión de Yáñez que recuperará su puesto en el equipo en una semana tras casi dos meses ko. Todas esas circunstancias han influido en el rendimiento de un Begar que sólo ha estado una jornada fuera de la zona de condena, la cuarta en la que fue 16º. Antes y después su transitar ha estado ligado al peldaño 17 y 18, una tensión con la que han convivido jugadores, cuerpo técnico y directiva que han intentado poner todo su empeño en reconducir la situación. El inicio de la segunda vuelta pareció corroborarlo aunque los dos últimos encuentros han devuelto a la triste realidad a un equipo que apela a la gesta para salir a flote. Esa salida pasa en parte por sumar cuanto antes dos o tres triunfos. El primero, más fundamental que nunca tras caer ante el Cajasol, sería con el Fuenlabrada, un rival directo al que ya se superó en el Palacio. Luego vendrá el Madrid, el Tau y el Murcia. De todos ellos sumar la mitad incluso más daría alas a un Begar que se resiste a dar por perdida la batalla y que, a pesar de todo, dispone de mimbres para reconducir su sino negativo.