Diario de León

El montaje de moscas artificiales, un arte cada vez más popular

Las truchas son hoy muy desconfiadas y no pican a cualquier mosca A falta de cuatro semanas para comenzar la temporada, los pescadores revisan sus cebos

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Pedro Vizcay - león
León

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Y a faltan apenas cuatro semanas para que se inicie la temporada truchera y los pescadores deportivos comienzan a revisar y a clasificar sus moscas y a reponer las que se han ido perdiendo o deteriorando a lo largo de la anterior campaña. El pasado fin de semana se celebraba en La Vecilla la tradicional feria del gallo de pluma por la que han ido pasando la mayoría de aficionados que practican la pesca a mosca. El tiempo soleado, absolutamente inusual en esta época del año, arrastró hacia la montaña leonesa a familias enteras que disfrutaron tanto de la feria como de la naturaleza. El río Curueño, que bajaba muy corto de caudal, permitió también deleitarse con el espectáculo de las truchas «cebándose» como en pleno verano en las tablas del coto de Valdepiélago, en el mismo borde de la carretera. Se ven muchas truchas en este tramo, pero tal vez la impresión sea engañosa, pues el río trae muy poca agua y las «pintonas» aparecen concentradas en las tablas y pozos. Volviendo a la feria, ubicada en el polideportivo municipal, los principales criadores de gallos estaban allí representados. Mazos de pluma de todas las variedades y texturas, junto con los propios animales y las imitaciones confeccionadas con su pluma pudieron admirarse en los diferentes puestos. También una amplia variedad de los productos de la tierra y otros de León incluidos los vinos. En los corrillos, y como ya viene sendo habitual, los pescadores intercambiaban opiniones de cara a la apertura de la temporada que ya se hace esperar con impaciencia. De paso siempre se aprovecha para adquirir algún mazo de pluma para, de aquí a que se abra la temporada, confeccionar las moscas propias del mes de abril, con atención destacada a los pardones en seca y las efémeras tabaco, oliva o sangre de toro en ahogada. Las fibras procedentes de pluma de ave sirven para fabricar desde el tórax, al abdomen y las antenas o las patas del insecto. Para todos estos menesteres se vienen utilizando plumas de especies muy variadas que van desde el buitre, la garza, la perdiz parda, el pato o la chocha entre otras. Las alas, sin embargo, son un punto y aparte. Imprescindibles en la mosca ahogada, las plumas de los gallos de León lo son casi en las moscas secas. Tan sólo determinadas emergentes y algunas ninfas pueden montarse sin utilizar estas plumas cuyo brillo y textura consiguen atraer a las truchas más exigentes. Hoy en día las truchas son muy desconfiadas y no pican a cualquier mosca. Hace años era imposible ir al río, bajando éste en buenas condiciones, sin ver cebarse alguna trucha. Ahora todo es distinto como bien saben los pescadores. Cuando las pocas pintonas que se «ponen» a comer se muestran selectivas la eficacia de las moscas montadas con los pardos y los indios de León es incuestionable en mosca ahogada y tan sólo comparable a la de culo de pato en mosca seca. Disponer de una caja variada y bien nutrida es imprescindible para engañar a las truchas. Hay que utilizar, dependiendo de la eclosión de cada época desde una gran variedad de efémeras a los tricópteros de verano pasando por las hormigas, los dípteros, las emergentes y ninfas en todos sus estadios madurativos. Cada pescador tiene sus predilecciones y también sus debilidades. La entomología acuática ha dejado de ser una ciencia propia de los biólogos, ya que en los pescadores deportivos encuentra sus mas fervientes estudiosos.

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