El Ademar de Ribera gana

HE RETRASADO el habitual comentario a la jornada sencillamente porque el soneto de la jornada tenía un interesante e importante estrambote. El partido, en mi opinión absurdamente adelantado al lunes por los mandones federativos, tenía y luego tuvo una incidencia no sólo importante, también trascendente. Jugaba en el partido el Barcelona, un partido que tenía, hasta cierto punto, un carácter de «posiblemente decisorio», como luego lo ha sido. Porque el Barcelona, derrotado por un épico Ademar, posiblemente perdió la Liga. Ademar dió un empujón hacia abajo a las aspiraciones blaugranas y el gran favorecido ha sido el Ciudad Real que, en mi opinión, un tanto ilógicamente, no había dicho ni mus, manteniéndose astutamente a la espera de los acontecimientos. La victoria de Ademar, y consiguientemente la derrota del Barcelona, le ha servido prácticamente en bandeja de plata la Liga. Ahora bien, que no se fíe ni confíe, porque este Ademar, que nos sorprende y me sorprende cada jornada, es muy capaz de aguarle la fiesta en la próxima cita liguera, cuando Ademar visite al Quijote Arena. Victoria trabajada, muy estudiada por Jordi Ribera, basada en la fortaleza defensiva con un Mirko Alilovic en auténtico estado de gracia. Un Mirko que no sólo me recordó al que, guardando la portería croata, tuvo actuaciones magníficas en el último Mundial, sino también lo escuchado, con asombro, a uno de los técnicos de Croacia, hace ya unos dos años: «Mirko tiene la posibilidad de conseguir la nacionalidad croata y en él vamos a confiar en el futuro». Y del que escuchaba tal, confieso que para mí cuando menos dudosa aseveración, podría tener la calificación de catedrático en la asignatura de balonmano. Desde entonces, he seguido la evolución del joven portero casi obsesivamente. La realidad va dando la razón al gran técnico croata. Mirko, al abrigo de una excelente defensa que, como tantas veces he comentado, es fundamental para los aciertos en la portería, firmó un 3% por ciento de aciertos, yen ese extraordinario porcentaje se basó la victoria ademarista. Eso sí, extraordinariamente complementada por el buen hacer -entrega, trabajo, lucha y acierto- de sus compañeros de equipo. Ademar ha cambiado, bajo la batuta de Ribera, la filosofía de su juego. Laboriosidad, técnica manejo del balón, por la velocidad que era su principal arma. Ir a tanteos por debajo de los 30 goles, cuando anteriormente la casi totalidad de los triunfos se arropaban en tanteos por encima del guarismo citado, y ello conservando la garra, la lucha -el Ademar a luchar- pilar maestro del equipo. Una gran victoria. Ademar consolida su excelente temporada, con solo, de momento, un déficit en la confrontación con los grandes (empate y derrota ante el Portland, victoria y empate contra el Barcelona, y a la espera, una victoria frente al Ciudad Real. El soneto de la jornada deportiva tuvo un excelente estrambote, más épico que lírico. Ahora Ademar, siguiendo el calendario de locura y despropósitos, viaja a Alemania donde el jueves se enfrenta al Kiel. Luego llegará el desplazamiento a Ciudad Real. Nuevos retos. Remedando a Don Quijote, bien puede decir aquello de «mis arreos son las armas mi descanso pelear». La gran victoria de Ademar, no empequeñece los buenos resultados conseguidos el sábado por Begar León, Cultural y el propio Ademar. Muy importante victoria de Begar León en Fuenlabrada, uno de los equipos de «su liga», que ha encendido la llama de la esperanza. Aceptable el empate de la Cultural en Baracaldo, aunque una vez más disminuido por su pertinaz tendencia a no concretar del todo favorablemente, partidos que comenzaron con el marcador a favor, y una victoria mínima, pero importante, de Ademar ante el Medvedi ruso, con «suspense» hasta el segundo final.