Facilidad alemana para el Barcelona

El Barcelona tuvo suerte. Con todos los grandes equipos que había en el bombo de los cuartos de final de la Liga de Campeones, le tocó uno de los más flojos. El Schalke 04 será el rival de los culés , que tuvieron también la alegría de saber que jugarán la vuelta en el Camp Nou. La eliminatoria se disputará el 1 y el 9 de abril y el ganador jugará en semifinales con el vencedor del Roma-Manchester United. Completan los cuartos el Arsenal-Liverpool y el Fenerbahçe-Chelsea. El equipo alemán era el rival deseado por todo el barcelonismo, salvo para Eto'o. «Yo quería al Manchester o al Chelsea», exclamó el camerunés, que se fue al «no hay rival pequeño» para definir a este sorprendente Schalke 04. Acabó segundo en la fase de grupos, eliminando al Valencia, y ahora marcha quinto en la Bundesliga, machacado por las lesiones y por tener que jugar en todas las competiciones. El equipo de la cuenca del Ruhr llega por segunda vez a estas alturas de la competición en la Champions . En los albores del torneo, en la temporada 1958-59, cayó eliminado por otro equipo español, el Atlético de Madrid. El conjunto de entonces, lleno de recios alemanes se ha convertido en un crisol de nacionalidades, personalizado en Kevin Kuranyi. El delantero es internacional con Alemania, nació en Brasil y su madre es panameña. Posee los tres pasaportes y es el baluarte atacante del Schalke. Kuranyi logró el gol del empate en el estadio Dragao que permitió dirimir la eliminatoria frente al Oporto en los penaltis. Es un jugador con calidad y, sobre todo, con una gran claridad de ideas. Cada vez que puede, chuta. Le acompaña en la delantera Asamoah, el primer negro en jugar con el combinado germano. La medular está compuesta por dos jugones (el croata Rakitic y el georgiano Koblashvili) y el músculo de Ernst y Jones. En la defensa destaca Rafinha, típico lateral brasileño. De pasar de ronda, los culés se enfrentarán a dos equipos que están hartos de verse y que van a repetir uno de los cuartos de la temporada pasada. El Roma y el Manchester United protagonizaron uno de los cruces más extraños. El equipo italiano ganó 2-1 en el Olímpico con cierta autoridad. Los ingleses le metieron siete en Old Trafford, logrando una de las mayores goleadas de la historia en la competición. Este año, el caprichoso bombo los volvió a juntar en el mismo grupo. El United ganó en su campo y empató en la capital italiana en un partido intrascendente. Ahora, repetirán sensaciones, aunque con los romanos buscando la venganza.