La afición estalla y despide a la Cultural con pañolada (0-0)

La afición explotó. Se hartó de la indiferencia de las últimas jornadas y abroncó duramente al entrenador Milo Abelleira y a los jugadores por el ridículo que ofrecieron sobre el Amilivia. Pañuelos y gritos de desaprobación de ¡fuera, fuera, fuera! despidieron a un bloque triste que camina sin rumbo y a la deriva, sin fútbol y sin goles (0-0). La Cultural afrontó un partido con la posibilidad de reducir diferencias con el grupo de cabeza de la tabla clasificatoria. Para conseguir este fin no le quedaba más remedio que batir al Logroñés CF en el estadio Amilivia. Un rival, el riojano, que venía de vencer dos encuentros consecutivos por un tanteador de tres goles a cero, ante el Bilbao Athletic y frente al Zamora. El equipo leonés inició el partido sin un claro propósito. Las ideas naufragaron una y otra vez sobre el rectángulo de juego. Milo Abelleira, técnico culturalista, expuso el mismo sistema de otras tardes, pero sin ninguna incidencia en el juego ni acciones de peligro hacia la portería defendida por Vilches. Tan sólo un disparo con intención de Iván Mateo y otro de Diego Aller fueron las únicas aproximaciones del cuadro culturalista hacia los dominios riojanos. La conexión entre líneas nunca fructificó a lo largo de los primeros 45 minutos de partido. Excesivo centrocampismo, con mínimos apoyos y sin una punta de ataque claro, convirtieron a la Cultural en un mar de dudas conforme transcurrieron los minutos de juego. Chema y Oriol Riera se movieron en la misma zona del campo durante muchos minutos, sin que el bloque mantuviera en la punta de ataque a un hombre que creara al menos cierto peligro sobre la portería riojana. La segunda parte fue más de lo mismo. Juego insulso. Sin ninguna verticalidad. El bloque leonés careció de ideas para hacer daño a un conjunto riojano que expuso lo mínimo en el rectángulo de juego leonés. Los dirigidos por Rafael Sáez se bastaron con situar dos líneas muy juntas entre el centro del campo y la defensa para borrar las ideas del cuadro culturalista, que nunca se aproximó con cierto peligro a los dominios de un Vilches que pasó desapercibido durante toda la segunda parte. Con el paso de los minutos de juego, los locales decayeron aún más en su juego para acabar por desesperar a una afición que acabó harta de los continuos despropósitos de los suyos. La sustitución de Iván Mateo por parte del entrenador Milo Abelleira cuando todavía restaban veinte minutos de partido hizo estallar a una afición, que con pañuelos en la mano, abroncó duramente al técnico. Después, la grada cargó contra los jugadores por su pésima conducta sobre el campo. Los componentes del equipo local se dedicaron al balonazo y tente tieso para salvar al menos un punto. Con nueve jugadores sobre el césped por expulsión de Fernando Martín y Diego Aller, el conjunto culturalista rozó el ridículo. Su imagen fue patética y la hinchada explotó con pañuelos y bronca. Peor imposible.