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Y al final el fuego se acabó expandiendo
Menos ambiente que otras ocasiones en un Huerta del Rey que no se llenó. Tal vez la afición pucelana se reserva para la Recopa. Pero al final la pasión se acabó apoderando de las dos aficiones y el espectáculo ganó
Casi dos autobuses y un número importante de aficionados que viajaron en sus coches. La afición leonesa no falló en el Huerta del Rey y allí se plantó para rivalizar con los amarillo-morados del Valladolid. Menores en número pero no en ganas de apoyar a un Ademar que esta temporada les ha reservado un buen puñado de satisfacciones. Y la de ayer, doblemente gustosa, porque a nadie se le escapa que un empate en la pista del «viejo enemigo» tiene sabor a victoria. Desde el inicio, el rincón leonés quedó perfectamente definido con los cánticos habituales, retumbar de tambores y decenas de banderas leonesas. Vibraron con el juego de un Ademar que nunca perdió la cara al partido y que durante los sesenta minutos no permitió que los aficionados pucelanos pudieran disfrutar del partido. Saltaron de alegría con muchos goles. Como el último de Costa que certificaba el empate a 25 o uno de coraje que hizo el pivote Héctor Castresana en la primera mitad para abrir por primera vez una brecha importante en el marcador a favor del Ademar: 5-8. Fue el preludio de una gran noche.