Baloncesto | Liga Femenina 2
Alcobendas chafa la fiesta del Garbaprom
La falta de concentración de las locales lleva a una ajustada derrota con prórroga incluida
El Club Baloncesto Garbaprom Bembibre PDM despidió la temporada en su propio pabellón en medio de un ambiente festivo que ya se respiraba media hora antes de que comenzara el encuentro, ya que los aficionados bembibrenses se dieron cita en gran número en esa instalación. La razón no era otra que la de festejar junto a sus jugadoras el éxito que supone la clasificación para la fase de ascenso a Liga Femenina que se disputará dentro de unas semanas en Santiago de Compostela. Cuando las jugadoras de Beatriz Pacheco saltaron a la cancha, recibieron una tremenda ovación de sus aficionados, en tanto que las locales también homenajearon a su público portando unas camisetas en las que podía leerse la siguiente inscripción: «Gracias afición». Sin embargo la fiesta no fue completa porque dentro de la cancha apareció un Isolux Corsán Alcobendas bastante contestón que se empeñó en aguar la celebración de las bercianas aunque ya nada había en juego, salvo la honrilla. El partido empezó a tono con el ambiente festivo y más parecía que en la cancha había jornada de puertas abiertas, ya que nadie parecía querer defender, hasta el extremo de que la primera falta personal del equipo visitante llegó en el minuto 8. Así y todo, se llegó con un marcador ajustado al término del primer cuarto, pero luego todo cambió en el siguiente. Alcobendas hizo un parcial de 11-29, lo que le permitió encarrilar el resto del partido con cierta tranquilidad, ante los esfuerzos de las locales por contrarrestar aquella diferencia. Las de Bea perdían por catorce puntos al descanso y se propusieron reducir distancias en la segunda parte. La explicación de esa ventaja de las madrileñas radicaba en la falta de concentración de las locales y también en el asombroso acierto de Isolux desde el perímetro. Tras el descanso apareció el Garbaprom de toda la temporada y como consecuencia de apretar los dientes en defensa y ponerse las pilas en el ataque, dejaban a sus rivales en tan solo cuatro canastas de campo en todo el tercer cuarto. Las distancias se apretaban cuando se iniciaba el cuarto definitivo que iba a culminar con una igualada en el marcador, motivada en parte por el empuje de una afición que deseaba presenciar otra victoria de sus jugadoras. El final del tiempo reglamentario se movió en medio de una gran igualdad que derivó en la inevitable prórroga para determinar al ganador. Y ahí, en esos últimos cinco minutos, las madrileñas se mostraron más efectivas, lo que unido a alguna «extraña» decisión arbitral derivó en una derrota inesperada aunque sin ninguna trascendencia clasificatoria porque el primer objetivo de la temporada ya se había consumado una semana antes en Ourense.