El Begar regresa a León con la resignación del descenso

Salieron rumbo a Girona con la ilusión en el bolsillo sabedores a la vez de la complejidad de su situación, y ayer regresaron con rostros tristes y cabizbajos, los mismos que mostraron al concluir su partido frente al Akasvayu al saberse ya en la LEB-Oro. Fue un regreso el de ayer bastante amargo para un plantel y cuerpo técnico que apenas durmió del desconsuelo, similar al que presenciaron los pasajeros que ayer se encontraban en el aeropuerto y que fueron testigos de como una a una, cada cara de los jugadores mostraba elocuente los ojos lagrimosos. Allí se encontraba el presidente Emilio Fernández que por un problema de salud no pudo desplazarse a tierras catalanas. A todos dio consuelo, a todos ánimos y felicitaciones por una entrega que esta vez no les ha valido para escapar de la quema. El máximo mandatario también consoló al técnico Gustavo Aranzana con el que se fundió en un emotivo abrazo. Porque antes que presidente y entrenador uno y otro son amigos, lo mismo que con Joaquín Rodríguez, el gerente deportivo al que esta vez le ha tocado vivir el sinsabor del descenso. Fue una recepción bien distinta a la que se esperaba si la situación hubiera sido la deseada, es decir, un triunfo que con otros resultados a su favor hubiera posibilitado que la llama de la esperanza siguiera viva. Emilio Fernández también pidió a los jugadores que vayan a muerte «hasta final de temporada porque se lo deben a la afición y a los accionistas». Ahora, con escaso tiempo para digerir este trago tan amargo, los jugadores deberán preparar el próxi mo envite con el Vive Menorca , un rival que llegará al palacio ya salvado. El Bager, por su parte, buscará al menos ofrecer a la afición un triunfo que premie su entrega y compromiso con los colores del club. Incluso está el prurito de superar al MMT Estudiantes para no quedar los últimos. Eso sí, todos tardarán muchos días en borrar se sus mentes estas horas tan difíciles y duras.