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Leoneses en Pekín La política eclipsa esta vez al deporte

Erika Villaécija y Manuel Martínez ya tienen plaza segura para los Juegos mientras Gallardo, Sergio Sánchez, Juanín y Lidia Valentín están a la espera

León

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La competición más importante del mundo, aquella que cada cuatro años esperan con denuedo e interés los deportistas, los Juegos, volverá a tener acento leonés con la presencia de al menos dos representantes de esta provincia (Manuel Martínez y Erika Villaécija) a los que podrían unírseles al menos otros cuatro más, los atletas Sergio Sánchez y Gallardo, la haltera Lidia Valentín y el jugador de balonmano Juanín García. En el caso de los dos primeros, Erika ya ha conseguido el billete para Pekín con sus marcas. Allí, la nadadora de raíces cepedanas, concretamente de Cogorderos, buscará subir al podio en las pruebas de 400 y 800 metros libres, mientras que Manuel Martínez, en su cuarta presencia olímpica (en Atlanta 1996 concluyó séptimo en su serie de calificación, cuatro años después en Sídney fue sexto y en Atenas 2004 acarició el bronce), el lanzador de 33 años tiene quizás su última oportunidad de colgarse un metal en esta cita. Por lo que respecta a los que aún esperan el billete para Pekín, en atletismo dos son los candidatos, los dos con nombre Sergio. Uno Gallardo aún espera lograr una plaza en las pruebas de mediofondo mientras que Sánchez, después de una espectacular temporada jalonada con una final mundialista también espera vestir la camiseta española. Hacerlo sería una alegría inmensa. No lograrlo una pequeña decepción aunque por su edad y clase aún tiene tiempo de acudir a otros Juegos. En halterofilia, España está a la espera de que la Federación Internacional le conceda una plaza según su ránking. Si así ocurriera la elegida sería la berciana Lidia Valentín, mientras que María de la Puente se quedaría esta vez fuera. En disciplinas colectivas León podría tener también a otro representante, en este caso el jugador de balonmano Juanín García. España, una de las selecciones más potentes del panorama mundial, deberá ganarse la plaza en el Preolímpico aunque sólo una debacle le apartaría de este objetivo y de que el actual jugador del Barcelona estuviera en China. Respecto a otros deportistas que acudirán a Pekín para defender a sus selecciones y de paso colgarse de un metal olímpico su actuación y que llevan a León en su corazón a pesar de haber nacido en otros lares las baloncestistas Luci Pascua y Cindy Lima (CB San José) y algunos jugadores del Ademar están a un paso de «lograr» su billete. El interés deportivo de los Juegos de Pekín ha quedado eclipsado por la política, a causa de la represión en Tíbet y los diversos incidentes que se han saldado con heridos y detenidos durante el polémico recorrido de la llama olímpica. La crisis tibetana ha provocado en el extranjero la oposición a la celebración de los Juegos en la capital china y varios llamamientos al boicot, pero hay demasiados intereses comerciales y ya no es posible dar marcha atrás. Varias personalidades, entre ellas el presidente francés Nicolás Sarkozy, que presidirá la Unión Europea cuando se celebren los Juegos, han amenazado con boicotear la ceremonia de inauguración para presionar a China sobre el conflicto de Tíbet. El pasado viernes, sin embargo, el Gobierno chino propuso entrevistarse con un representante del Dalai Lama y ello ha generado cierta esperanza. España, que rechaza un boicot, ya ha anunciado su intención de acudir a la ceremonia de apertura, aunque la representación no recaerá en el Rey don Juan Carlos ni en el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero. El secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, ha expresado su deseo de estar presente en el estadio olímpico de Pekín el 8 de agosto. El presidente del COI, Jacques Rogge, ha llegado a solicitar a las potencias occidentales que dejen de hostigar a China sobre los derechos humanos, reclamando tiempo para que pueda llevar a cab o las reformas. Por su parte, las autoridades chinas recalcan una y otra vez que «no hay que mezclar deporte y política». Sin embargo, el historiador del olimpismo Patrick Clastres considera que «la crisis es muy profunda, porque atañe a los valores del olimpismo y revela la incapacidad del COI de tener cualquier influencia sobre los derechos humanos», al contrario de lo que prometió en 2001, cuando Pekín fue elegida sede de los Juegos Olímpicos.