Marea roja frente a delirio en azul

Rojo y azul. Esos fueron los colores que ayer lucieron las gradas del Palacio de Deportes de León en la última entrega del Begar en la ACB. Y es que la «marea roja» tuvo que compartir ayer espacio con los más de mil aficionados del Estudiantes que en tren, autocar o por su cuenta, se desplazaron desde la capital de España para arropar a su equipo en un encuentro a vida o muerte, quizás el más importante en sus 60 años de historia. Esos dos colores hicieron posible que la fiesta del baloncesto encontrara en el recinto leonés su mayor expresión. Una fiesta local por ver a su equipo demostrando que a pesar de su descenso ofreció hasta su última gota de sudor para lograr el triunfo, el que iba a ser el noveno, y ofrecérselo a su fiel hinchada. Y otra, la visitante, la de la «demencia» que buscaba la proeza, el milagro de seguir una campaña más entre la élite. Precisamente y desde casi una hora antes cientos de aficionados ataviados con el azul característico del Estudiantes, no cesaron en cantar y vitorear a su equipo. La salida colegial a la pista para ejercitarse y la posterior presentación antes del partido así lo corroboraron. Lo mismo que en la despedida tras lograr con sangre, sudor y lágrimas, la salvación en el último suspiro. Y para que no faltara nada el buen ambiente entre las dos aficiones. La leonesa aplaudiendo al Estu y la «demencia» gritando ¡León, León! y «Pucelano el que no salte!