Diario de León

Sempiterno niño terrible

El mejor ajedrecista británico, de 43 años, fue el primero que derrotó a Karpov en un duelo de candidatos aunque ha estado ligad o siempre a un «caradura e irascible» apasionado de Fisher

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León

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Aunque él no lo reconozca en lo que parece un alarde de falsa modestia, Short es el mejor ajedrecista británico de la historia. Cuando era un joven encaramado a la elite mundial se parecía a Harry Potter por su tez blanca y gafas de montura negra. Por más de 100 millones de las antiguas pesetas, protagonizó junto a Kasparov un escandaloso cisma que dejó a la FIDE en estado gravitatorio. A sus 43 años, mantiene un altísimo nivel con sus 2700 puntos ELO a pesar de que siempre avisa que quiere ser amateur. Fue el primer ser humano que eliminó a Karpov de un ciclo de candidatos. Espigado, con cara de niño que nunca ha roto un plato e incisivos que le dotan de cierto semblante vampírico, Nigel Short es para una buena parte de la opinión pública ajedrecística un caradura que se aprovechó en 1993 de una buena racha deportiva para aliarse a Kasparov y organizar el match final por el título de Campeón del Mundo dejando a la FIDE en la cuneta. Ante una derrota segura frente al entonces imbatible Kasparov, a pesar de que desaprovechó algunas posiciones ventajosas que hubieran podido cambiar el rumbo de la historia, Short prefirió coger el dinero y correr en vez de mantener su dignidad buscando la unidad de los jugadores profesionales a través de la GMA, presidida por Jan Timman. Fue a partir de esta hiriente decisión y del duelo que les enfrentó en San Lorenzo del Escorial, que las posturas entre estos dos GMs son completamente irreconciliables hasta el punto que a Short no le tembló el pulso al tildar de borracho a Timman. Cuando tenía cuatro años, su madre se quedó petrificada en el centro del comedor cuando vio que su retoño había montado varios rompecabezas que le habían regalado esa misma mañana. Muy pronto, el pequeño Short mostró inclinación por el ajedrez y a los siete años era capaz de seguir las partidas del match Spassky-Fischer. Este insólito hecho fue trascendental para el posterior desarrollo de su carrera profesional. Short fue una de las miles de mentes que a principios de los 70 se volcaron al ajedrez gracias al fenómeno de Chicago. Devoraba todo material relacionado con el genio norteamericano. A los diez años jugaba un promedio de 180 partidas de torneo al año. En simultáneas venció a Petrosian y Korchnoi, y entabló con Portisch y Spassky. Cuando sus padres se divorciaron, sufrió un bajón emocional que se tradujo en un tremendo bache deportivo. Tartamudeaba, perdió la confianza en su juego, en 1980 quedó último en el fuerte Torneo de Londres, y cayó en un pozo sin fondo que incluso afectó su rendimiento escolar. Nigel Short fue completamente autodidacta y entre 1977 y 1980 coincidió por primera vez con Kasparov en campeonatos mundiales juveniles. En 1984 se convierte en el campeón británico más joven de la historia y obtiene el título de Gran Maestro. Al año siguiente alcanza otro hito en su carrera: fue el primer ajedrecista británico que se clasificó para competir en el Torneo de Candidatos. Su actual imagen es la de un hombre asentado, seguro de si mismo y que siempre viste de forma elegante en cada partida, rompiendo con aquel look roquero a lo Billy Idol, teñido de rubio dorado, que lució no hace muchos años.

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