Abelleira se despide de la Cultural ante uno de los candidatos a reemplazarle

Milo Abelleira sabe que el partido del domingo ante el Guijuelo (18.00 horas en el estadio municipal de Guijuelo) será el último que dirija como entrenador de la Cultural, pese a los dos años de contrato que le restan de los tres que firmó. En el banquillo del equipo rival estará uno de los candidatos a entrenar a la Cultural la próxima temporada, Ángel Crego, según aseguran fuentes del propio club charro. El crédito de Milo Abelleira en la Cultural está agotado, como adelantó este periódico hace algún tiempo, debido a que no ha cumplido con el objetivo marcado por la entidad deportiva a principios de la temporada. Después de un año con plena libertad para trabajar en el plano deportivo, el resultado final habla por si mismo. El cuadro leonés se encuentra situado en la undécima posición de la clasificación a falta de una jornada para la conclusión del campeonato. Milo Abelleira se empeñó en contratar a futbolistas de su cuerda, con algún ejemplo que entra más en el plano personal que deportivo, y a arrastrar a la sociedad anónima a un desembolso económico extraordinario con el capricho de fichar a Manolo Pérez para después consentir sin ningún escrúpulo su marcha al Lleida en el mercado de invierno. Abelleira está contra las cuerdas, porque nadie le quiere en la Cultural. Ni siquiera la afición, que en lo único que coincide es en que Milo Abelleira deje de ser el entrenador. Se lo ha expresado en cada uno de los últimos cinco partidos que el conjunto leonés ha disputado en casa. El entrenador gallego se aferra a su contrato de tres años, sin darse cuenta de que en la última ocasión que decidió hacerse fuerte con su vínculo contractual debajo del brazo estuvo más de dos años sin entrenar a ningún equipo, tras ser destituido en el Ourense. La relación entre los clubes lleva a hablar de estos temas y Abelleira está a punto de tropezar dos veces en la misma piedra. El propio Abelleira reconoce que no lo ha hecho bien, que el vestuario no le respeta y que el equipo no está trabajado. Ha tenido un año para dar consistencia a un proyecto deportivo, que ha hecho aguas. La plantilla no le respeta porque el propio entrenador se ha ganado a pulso que no le respeten. Hay circunstancias que no han salido a la luz que juegan en su contra. El vestuario lo sabe y él lo sabe. Lo mejor es marchar sin hacer ruido, porque el ruido puede hacerle bastante daño.