Diario de León

Fútbol | Primera División

La Liga de las Estrellas se queda sin brillo

La Liga 2007-08 echa el cierre con la amarga sensación de que ha perdido peso respecto a otros campeonatos, en una temporada que deja pocos momentos memorables

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Óscar González - madrid
León

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L a Liga 2007-08 ya es historia. Y lo hace sin un brillo especial. Se recordará por la temporada que enterró definitivamente el ciclo barcelonista de Frank Rijkaard y saludó a un nuevo Real Madrid hegemónico, que dominó el torneo desde la segunda jornada hasta el final. La Liga de las Estrellas se queda sin brillo y, lo que se anticipaba en años precedentes se ha confirmado éste, porque ya ni es el torneo más atractivo, ni despliega el mejor juego, ni mucho menos cuenta con los mejores jugadores. Que las grandes figuras miren a Inglaterra y que la «Premier» e Italia utilicen el fútbol español como caladero, no es una casualidad. La Liga 2007-08 comenzó con luto, por el fallecimiento de Antonio Puerta, tras sufrir un ataque cardiovascular durante el Sevilla-Getafe, y concluyó con un huelga desconvocada a última hora, como medida de presión de los jugadores del Levante para reclamar sus salarios, y el atraso de una hora de los encuentros en los que se decidía el descenso y la UEFA, por el chaparrón que cayó en Palma. Al fútbol español, que no hace tanto presumía de ser el más rico del planeta, se le han visto las vergüenzas, rehén de una guerra audiovisual que le ha hecho perder imagen fuera de sus fronteras, donde ya hasta la Bundesliga le arrebata mercados. Fue un torneo sin apenas emoción en la lucha por el título, porque nadie estuvo en disposición de pelear con el Real Madrid, y estuvo lastrado por la crisis institucional del Valencia, la larga travesía del desierto del Atlético, los vaivenes a los que fue sometido el Sevilla, que se quedó sin su entrenador Juande Ramos antes de concluir el año, y, sobre todo, por el suicidio barcelonista. Acunado por el «glamour» que desprendían sus «fantásticos» y convencido de que la pérdida de la anterior Liga no fue más que un accidente, el Barcelona no supo frenar la caída y puso fin, de mala forma, a la que se preveía la etapa más gloriosa de su historia. Que Ronaldinho no haya podido ni despedirse del Camp Nou y Deco y Eto'o sean la diana de las críticas de la afición, tras borrarse del «clásico», demuestra la carcoma sufrida por un grupo que comenzó el curso como la mejor plantilla del mundo y lo termina con la mayoría de sus jugadores en venta. Nueve meses de competición han dejado del lado positivo la increíble progresión del Villarreal de Manuel Pellegrini, un subcampeón al que tan sólo se le puede criticar no haber tenido una mayor confianza en sus posibilidades cuando tuvo al Real Madrid en el horizonte, y las apariciones de Marcelino García Toral y Unai Emery que aportaron savia nueva a los banquillos. E n el lado negativo, junto a la penosa gestión del Levante,destaca el curso intensivo de cómo asomarse al precipicio que hizo el Valencia y el descalabro del Zaragoza. Descalabro que se consumó ayer con el descenso en Mallorca.

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